Me acosté, me dormí y me desperté

«Me acosté, me dormí y me desperté a salvo; porque el Señor me cuidaba». Salmo 3:5 NTV

Aquí te comparto una oración para iniciar un día de bendición.

Gracias Señor, porque tú eres mi Creador, mi aliento de vida y mi fortaleza.

Gracias, Padre por tu misericordia al levantarme cada mañana y permitir que mi cuerpo tenga movimiento.

Tú das luz a mis ojos cada mañana para poder contemplar tus maravillas y también me das la capacidad para disfrutarlas.

Gracias mi Dios, porque con tu precioso Espíritu alimentas mi alma mientras duermo, librándome de los peligros de la oscuridad y dándome seguridad en medio de mi sueño.

Mi corazón te agradece porque hoy puedo decir: “Me acosté, me dormí y me desperté”. Eso quiere decir que estoy viva y tengo nuevas oportunidades para dejar una huella de bendición en los que amo.

Así que hoy te reconozco como mi Dios, mi Padre y mi Sostén.

Confío en ti para todo lo que en este día se me presente. Hoy decido depender totalmente de ti, de tu poder y tu amor incondicional.

Recibo tu gracia y tu favor para relacionarme con mi familia, para realizar mi trabajo y para todo lo que tenga que hacer.

Dame la llenura de tu Espíritu Santo, ayúdame a andar el camino de hoy y suple todas mis necesidades.

Me tomo de tu mano para perdonar y amar a mi prójimo, porque sólo con tu fuerza puedo seguir el ejemplo de Jesús.

Te ofrezco adoración. Toda la gloria y toda la honra para ti, mi Dios. En el nombre de Jesús. Amén.

Querida amiga:

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Que tengas un día muy bendecido, tu amiga,

Lidia E. Cames

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