En manos del alfarero

Estar en las manos del alfarero es ponerse en manos de Dios y entregarse a su propósito. Esto quiere decir confiar en Él, creer en su palabra, seguir sus instrucciones, tomar decisiones y aceptar su voluntad. Dice la Biblia:

«Ustedes son en mis manos como el barro en manos del alfarero». Jeremías 18:6 PDT

El alfarero toma el barro y le da la forma que quiere: una olla, una maceta, una taza o el utensilio que él necesite.

Trata el barro quitándole impurezas, aplastándolo, golpeándolo para ablandarlo hasta que quede listo para darle la forma deseada.

¿Cómo aplicamos la enseñanza a nuestra vida?

¿Qué significa ponernos en manos del alfarero?

El alfarero es Dios y nosotras somos el barro.

Dios permite que las pruebas y las dificultades para moldear nuestra fe.

También nos deja que experimentemos pérdidas para aprender a soltar los apegos.

Cambia nuestros planes a su voluntad para que aprendamos a manejar las frustraciones y aceptar su voluntad.

Todo esto resulta difícil porque duele deshacerse de viejas maneras de vivir. Porque hay resistencia para entregarse a un cambio de vida.

Pero Dios hará de ti un vaso útil y bello. Sólo abandónate a su voluntad y confía en que sus manos te tratarán con delicadeza hasta que Él te forme según su propósito. Él es el único que te transformará en esa obra de arte que sea de su agrado.

Después de todo tu principal meta es agradarle a tu Rey, ¿no? Ponte en manos del alfarero y permítele que trabaje en ti para moldearte conforme a su voluntad.

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Que Dios sea tu sostén en todo tiempo, tu amiga,

Lidia E. Cames

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