Un regalo de salvación y vida eterna

Recuerdo que cuando era chica no podía ver en este versículo un regalo de salvación y vida eterna. Más bien lo encontraba amenazante, me causaba mucho miedo y culpa.

Ahora lo leo en voz alta, lo medito y me doy cuenta que el sistema legalista en que yo crecí me hacía ver solamente la primera parte del versículo. Aquí te lo escribo completo:

«Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». Romanos 6:23

Encuentro que es la situación de todas nosotras antes de conocer a Cristo. Cuando estábamos en el pecado, teníamos que pagar con la muerte: «Porque la paga del pecado es muerte».

Esa primera parte siempre me hacía vivir esperando que en cualquier momento me cayera el castigo de Dios, es decir «la paga del pecado».

Pero la segunda parte del texto dice: «mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro».

¡Esto es lo que tenemos ahora!: D-Á-D-I-V-A

¿Sabes que es “dádiva”?

Es un regalo, un presente, un don.

Un regalo de salvación y vida eterna

¡Amiga, ya no tenemos que pagar nada! Cristo pagó con su sangre lo que teníamos que pagar nosotras con la muerte. Y ahora Dios nos regala la vida eterna.

¿Por qué?

Porque nos ama, no merecíamos este obsequio, mucho menos merecíamos que nos amara. Sin embargo a Dios le plació amarnos.

A nosotras nos corresponde recibir ese regalo. No permitas que te pase lo que me pasó en la infancia. Que no te atemorice lo de la paga del pecado, porque eso ya no es para ti ni para mí.

Ahora lo que tenemos es un regalo de salvación y vida eterna, si creemos en el sacrificio que hizo Jesús en la cruz por nosotras.

Recibe por fe esta gloriosa herencia que el Señor nos da mi amiga.

Un día vamos a vivir eternamente a su lado. Es cierto que en esta tierra, nuestro cuerpo debe morir, pero a su debido tiempo Él nos despertará y nos levantaremos con un cuerpo glorificado para reunirnos con nuestro Salvador (1 Tesalonisences 4:16-17).

Este es un regalo que nadie podrá quitarte, porque Dios no quita lo que regala ni tampoco retira su llamado a las que ha escogido (Romanos 11: 29).

Lo más seguro es que nos equivoquemos algunas veces en el camino, pero lo bueno es que en Él siempre tendremos perdón y una nueva oportunidad cada vez que lo necesitemos. Tengamos la confianza de acudir a Él siempre para recibir su misericordia que nunca se agota.

Entonces tenemos motivo para tener gozo aunque pasemos por problemas y adversidades. Nada de lo que deseamos en esta vida se puede comparar con el regalo de la vida eterna.

Así que…

Acepta hoy este regalo de amor y cuídalo con esmero, que tu fe no se debilite y permanece firme en Cristo Jesús.

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Que Dios te guarde y te proteja, tu amiga,

Lidia E. Cames

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