Tres beneficios de la adoración

El profeta Isaías nos da su testimonio acerca de tres beneficios de la adoración a Dios. Lo podemos leer en la Biblia (Isaías 6:1-7).

Adorar a Dios es algo que podemos hacer, no solamente cuando nos congregamos en la iglesia, sino que nos convendría practicarla siempre que tengamos oportunidad.

Nosotras nos beneficiamos cuando pasamos tiempo en la presencia de Dios. Nos sucederá lo mismo que al profeta, porque el Dios que adoraba él es el mismo que hoy tenemos a nuestro lado.

Resulta que el profeta estaba adorando en el templo, cuando vio a Dios sentado en su trono, además que con su manto cubría todo el templo donde estaba Isaías.

Vio claramente a los ángeles que no dejaban de adorar al Señor mientras volaban delante de Dios.

Tres beneficios de la adoración a Dios

Lo que Isaías nos deja ver es que mientras él adoraba a Dios y veía esta visión, recibió importantes revelaciones acerca de la santidad.

Tú y yo necesitamos saber que cuando adoramos a Dios, Él nos revela las cosas de su reino para nuestro beneficio.

El profeta recibió tres revelaciones que le cambiaron la vida:

1.- La santidad de Dios. (v.2-3)

Describe a los ángeles que volaban alrededor del trono de Dios y que constantemente ellos declaraban:

«Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso. Toda la tierra está llena de su gloria».

No es que Isaías no supiera que Dios es santo, sino que en medio de su adoración le fue revelada la santidad de Dios a su corazón a través de los ángeles.

2.- Su condición de pecador. (v.5)

«Entonces yo exclamé: ¡Ahora sí voy a morir! Porque yo, que soy un hombre pecador y vivo en medio de un pueblo pecador, he visto al rey del universo, al Dios Todopoderoso». TLA

Ante el profundo conocimiento de la santidad de Dios, lo primero que Isaías hace es confesar su temor de Dios y que él es un hombre pecador. Sabe que Dios aborrece el pecado, además no se siente digno de verlo en su santidad y cree que va a morir.

3.- Recibió perdón de pecados y libertad de la culpa. (v. 6-7)

Pero Dios lo sorprende una vez más: Uno de los ángeles tomó un carbón encendido del altar con unas tenazas y lo pasó por sus labios y le dijo:

«He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado».

La respuesta de Dios cuando Isaías reconoce su pecado es perdonarlo y liberarlo de toda culpa. Así que él salió de ese tiempo de adoración sin el peso del pecado y con un corazón limpio.

Aplicamos la Palabra

Amiga, es importante que conozcamos estos tres beneficios de la adoración a Dios. Igual que al profeta, necesitamos de esa constante limpieza en nuestro corazón.

Sólo que ahora hay una diferencia: Nosotras tenemos a Cristo quien ya pagó por nuestros pecados. Lo que nos toca hacer es tener esos tiempos de adoración para que nos sea revelada la santidad de Dios.

Nos conviene hacer de la adoración una necesidad en nuestra vida, porque sólo así podremos participar más de la santidad de Dios.

Cuánto más entendamos la santidad de Dios, más conscientes seremos de nuestra naturaleza pecaminosa.

Confesemos pues, delante de Dios nuestra condición y en ese momento tendremos perdón y limpieza de nuestra alma. En medio de la adoración somos transformadas a la imagen de nuestro Padre.

Dios nos cambia desde adentro hacia afuera. Solamente tenemos que exponer nuestro corazón y confesar nuestras faltas. Inmediatamente el Señor actuará a través de su Espíritu para nuestro bien.

Dice la Biblia:

«Así que todos nosotros, con el rostro descubierto, reflejamos la gloria del Señor como si fuéramos espejos. Y el Espíritu del Señor nos va transformando de gloria en gloria, y cada vez nos parecemos más a Él». 2 Corintios 3:18 NBV

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Lidia E. Cames

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