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5 mayo, 2024En medio de la oscuridad de la noche, cuando el cansancio amenaza con vencernos y el peso de las batallas diarias se convierte en una carga pesada, es la oportunidad para convertirnos en mujeres que viven la gloria de Dios en la fatiga. Tenemos gran ejemplo de los discípulos de Jesús cuando ellos estaban muy agotados por una larga caminata hacia un monte alto para orar con Jesús. Así dice la Biblia:
«Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús». Lucas 9:32 DHH
¿Cuántas veces nos encontramos luchando contra el sueño del desánimo y la fatiga que nos envuelve? A veces, parece que nuestros párpados pesan más que nuestras fuerzas y que el deseo de rendirnos es más fuerte que la voluntad de seguir adelante. Pero, ¿qué pasaría si nos negamos a dejarnos vencer por el cansancio? ¿Qué sucedería si, igual que los discípulos, elegimos permanecer despiertas y vigilantes?
Pedro y sus compañeros estaban exhaustos, pero no se dejaron vencer por del sueño y permanecieron despiertos. Y en ese estado de vigilancia, fueron testigos de algo asombroso: la gloriosa manifestación de Jesús.
La fuerza de la fe
Una forma de estar alertas es mantenernos creyendo, porque nuestra fe es más poderosa que cualquier adversidad. Sabemos que en la mayor debilidad es donde Dios puede manifestarse con mayor poder. No dejemos de creer por un milagro, porque también nosotras podemos encontrar la gloria de Jesús incluso en medio de la fatiga más aplastante.
No importa cuán oscura parezca la noche o cuán larga sea la jornada, debemos aferrarnos a la esperanza con valentía y determinación. Nuestro cansancio puede ser real, pero la promesa de un mañana mejor es aún más real.
Una oración sincera te renueva
Cada oración susurrada en medio de la fatiga es una declaración de confianza en el poder de Dios para transformar nuestras circunstancias. Esas oraciones que a veces se acompañan con abundantes lágrimas son las que te permiten seguir en pie, porque renuevan la esperanza de tu alma.
Todo clamor que elevas al trono de la gracia te ayudará a calmar tus temores y aliviará tus cargas. Seguro que no caerás rendida ante el cansancio y la debilidad que te provocan las circunstancias difíciles que enfrentas.
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Mujeres que viven la gloria de Dios en la fatiga
Mantengamos nuestros ojos en el Señor y sus promesas, porque aunque la tormenta pueda rugir a nuestro alrededor, la esperanza siempre está viva en nuestro corazón. Sigamos adelante con fe, sabiendo que cada paso que damos en la oscuridad nos acerca un poco más al amanecer.
Que en cada cansancio, encontremos un recordatorio de nuestra fortaleza.
Que en cada fatiga, encontremos una oportunidad para renovar nuestra fe.
Y que en cada noche oscura, encontremos la promesa de un nuevo amanecer, donde la gloria de Jesús brille sobre nosotros con todo su esplendor.
Mujeres valientes, podemos levantarnos una y otra vez, recordando que la esperanza nunca se agota para nosotras que confiamos en el Señor. Recuerda: somos una comunidad de mujeres que viven la gloria de Dios en la fatiga y la adversidad.
Permanezcamos despiertas, porque el milagro que esperamos está a punto de manifestarse. No perdamos la fe, no nos rindamos ante la fatiga. Nuestra victoria está cerca.
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Con amor y esperanza, un abrazo,
Lidia E. Cames
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