Las mujeres necesitamos descansar

Una gran verdad que no podemos ignorar es que todas las mujeres necesitamos descansar, porque siempre llevamos mucho peso en los hombros: la familia, los quehaceres, el trabajo fuera de casa, las finanzas, las amistades, la iglesia y muchos otros aspectos que llegan a hacernos sentir agotadas y debilitadas.

No importa cuál sea tu forma de vida mi amiga, es normal que nos agobiemos con todo lo que nos toca enfrentar. A veces las preocupaciones y el estrés es tan grande que no nos permite hacer todo lo que deberíamos.

¿Por qué las mujeres necesitamos descansar?

Si eres una mujer que se desempeña profesionalmente o tiene un empleo que requiere salir de casa y cumplir un horario, seguro que también atiendes las labores domésticas. Sin mencionar que los fines de semana son días para la limpieza profunda de la casa, lavar y planchar la ropa y hasta cocinar algunos platillos para la semana.

También es muy cansado para ti que te dedicas por completo a tu hogar. Tampoco tienes un día de descanso que te permita salir de la rutina diaria, porque te toca resolver casi todas las situaciones de los hijos, la administración de la casa y no se diga de buscar formas de hacer que el dinero alcance para llegar a fin de mes.

Quizá tu agotamiento sólo se deba a los años que has vivido junto con todo lo que has tenido que enfrentar a lo largo de la vida. Es posible que tu alma esté cansada de intentar cada día mantenerte en pie y seguir viviendo.

El punto es que nos toca buscar tiempos para soltar cargas y renovar fuerzas. Parece una decisión fácil, pero muchas veces el cansancio es tanto que no encontramos una forma de deshacernos de él.

Yo encontré una verdad en la Palabra de Dios que me ayuda cada vez que las dificultades me llenan de cargas y desaliento. Mira:

«En verdes pastos me hace descansar, y me guía junto a arroyos tranquilos». Salmo 23:2 NBV

Este salmo habla de lo que el Señor, quien es nuestro Pastor, hace por nosotras. Él sabe que especialmente las mujeres necesitamos descansar en su presencia.

Tómate un respiro

Me encantaría que el descanso se diera siempre haciendo a un lado las actividades y quedarse quietas, relajándonos sin hacer absolutamente nada. Pero eso no siempre es posible.

Por esa razón es que el descanso que Dios nos ofrece es tan efectivo. A pesar de todo lo que tenemos que sobrellevar, estaremos tranquilas y relajadas.

Consideremos dos elementos importantes:

1.- Verdes pastos.

Dios nos hace un llamado a hacer un espacio y estar con Él mientras nos deja descansar en verdes pastos. ¿Cuáles son los verdes pastos?

Se entiende como verdes pastos, simbolizan la confianza y la seguridad de sus brazos sosteniéndonos. Nos toca confiar en el poder de restauración que el Señor tiene y hará el milagro en nosotras.

2.- Arroyos tranquilos.

Ahora, respiremos profundo y dejemos que nos guíe hacia los arroyos tranquilos de su paz sobrenatural. Solamente escucha el murmullo del agua de vida que corre por tu corazón y permite que calme todas tus ansiedades y preocupaciones.

Cuando Dios nos conduce hacia las aguas tranquilas es cuando le permitimos que en medio del caos que nos rodea, nos aquiete el alma.

Hablemos con Él:

“Señor, gracias porque puedo descansar en ti. Me refugio en la fortaleza de tus brazos, confiando en que me darás nuevas fuerzas para continuar. Ahora mismo creo que estás refrescando mi alma y mi cuerpo con tu poder. Recibo la calma que me da saber que puedo esperar lo mejor de ti. Guíame junto a los arroyos de paz que tienes para mí y no me dejes enfocarme en las circunstancias difíciles que me rodean. En el nombre de Jesús”.

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Conclusión:

Amiga querida, no te sientas culpable ni angustiada por desear un descanso, es un hecho que todas las mujeres necesitamos descansar. Otra verdad es que la forma más eficaz de descanso la obtenemos de nuestro Dios, quien es nuestro Padre y nos ama con amor eterno.

No dejes de acudir siempre a su presencia. Con sólo 10 minutos con Él encontrarás una gran frescura que te ayudará a continuar con tu rutina.

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Que Dios te fortalezca con su paz, tu amiga,

Lidia E. Cames

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