No tienes que vivir con culpa. Con Cristo eres libre de culpa. La culpa es un arma que usa Satanás para atormentarte por los pecados pasados.
Pero hay una verdad bíblica que te va a ayudar a liberarte de todo sentimiento de culpabilidad en tu vida.
Así dice la Palabra de Dios:
«Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: Le confesaré mis rebeliones al Señor, ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció». Salmo 32:5
Esto quiere decir que si ya los confesaste a Dios con arrepentimiento sincero, ya están perdonados. Si no lo has hecho, te invito a que reconozcas ante Dios que has pecado y agradécele por su perdón todos los días.
Un ejemplo muy claro de esta verdad está en aquel relato cuando los hombre llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en el acto de adulterio.
Ellos querían apedrearla, pero Jesús le dijo a la mujer adúltera:
«Tampoco yo te condeno, vete y no peques más». Juan 8:11 RVC
Debes creer que eres libre de culpa
La respuesta de Jesús me hace pensar que si se lo dijo a esta mujer, es la misma que nos da a ti y a mí en este tiempo, porque «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8).
¡Eres libre de culpa mi amiga! Este es un beneficio que tienes por ser hija de Dios. El precio por la culpa ya fue pagado por medio del sacrificio de Jesús en la cruz con su propia sangre.
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Así que si el enemigo de tu alma viene a culparte nuevamente, no aceptes esa culpa. Lo que tienes que hacer es decir en voz alta:
«Gracias Señor, porque me has perdonado este pecado, recibo tu perdón y me declaro libre de culpa. Gracias Jesús por borrar mis culpas.»
Nunca más te permitas sentir culpa por algo que ya está confesado por ti y perdonado por Dios.
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Que Dios te guarde en su poderosa mano, tu amiga,
Lidia E. Cames
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