Dios restaura el pasado

¡Hola, mi amiga lectora! ¿Has oído alguna vez que Dios restaura el pasado?

Esto es verdad. Yo doy testimonio de esto.

¿Cómo aprendí que Dios restaura el pasado?

Cuando Dios me atrajo a los pies de Cristo yo estaba llena de amargura, rencor, depresión, dolor, rechazo, vergüenza y culpa.

Todo esto era resultado de un pasado que me marcó, me incapacitó para amar y para ser feliz.

He comprobado una y otra vez que el amor de Dios sana y restaura todo.

El Señor me ha perdonado y me ha enseñado a perdonar.

Aprendí a soltar las ofensas y dejar ir a mis ofensores.

Si Dios ha sanado y restaurado mi vida, estoy segura que también lo puede hacer contigo.

Dios sana los traumas que en el pasado dejaron una marca en tu vida: pérdidas, maltrato, abusos, abandono, rechazo y muchas situaciones más.

Hay esperanza para tu corazón herido, porque el Señor tocará cada herida, quitará todo dolor y pondrá en él de su paz y su gozo, con el fin de que puedas disfrutar de tu vida presente.

Sólo tienes que creer que Él hará un milagro. Confíale tu corazón. No importa qué tan herido esté, yo sé que Dios restaurará todo lo que alguien hizo pedazos en tu alma.

Todos tus dolores quedaron clavados en aquella cruz en que fue sacrificado nuestro Señor Jesucristo.

Por Él es que ahora podemos tener sanidad del cuerpo y del alma. Cristo es tu Salvador, tu Sanador, tu Libertador y tu Restaurador… Él hace todas las cosas nuevas, hasta un corazón destrozado.

¿Te animas?

Podemos empezar orando:

“Señor Jesús, te reconozco como mi Salvador, mi Sanador, mi Libertador y mi Restaurador. Creo que tu sacrificio en la cruz me hace todos estos regalos. Gracias por perdonar mis pecados.

Vengo ante ti, para entregarte mi corazón y mi alma que han sido heridos y marcados por el mal. Creo que sólo tú y nadie más podrá restaurar mi pasado.

Hoy decido dejar atrás todo lo que me ha lastimado y empezar a caminar de tu mano. Sana mis heridas, Señor, enséñame a amar con tu perfecto amor. Amén”.

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Amiga, pido a Dios que te dé las fuerzas necesarias para sostenerte y que muy pronto puedas tener sanidad completa en las heridas de tu alma. Recuerda siempre que Dios restaura el pasado y no vuelve a tener influencia sobre tu vida jamás.

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Que Dios te guarde, tu amiga,

Lidia E. Cames

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