Obediencia y humildad
3 abril, 2015
El sacrificio de Jesús en la cruz
3 abril, 2015
Demos gracias por la cruz hoy a nuestro amado Jesús. El anhelo de Dios es que tu corazón sienta agradecimiento por el sacrificio de Jesús. Hagamos a un lado la culpabilidad, porque su sangre limpia todo rastro de culpa.
Lo que nos corresponde a nosotras es creerlo. Enfoquemos nuestra fe en el amor y perdón que fluye de la cruz.
Gracias por la cruz, mi Jesús
Jesús no tenía por qué hacerlo.
Era inocente. Soportó todo por amor a ti y a mí. Tú puedes tener paz. Jesús ya pagó el precio. Sólo créelo, acéptalo y toma todo lo que Él ganó para ti en aquella cruz.
Ábrele tu corazón y síguelo. Lo que Él soñaba en esa cruz era una vida plena para ti. Perdón, libertad, salvación, eternidad con Él. A ti te corresponde tomar una decisión.
«Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud». Isaías 53:5 DHH
Cuando damos gracias por la cruz, quizá no entendemos el sacrificio. Pero nuestro espíritu se va preparando para recibir todo lo que Él logró en aquella dolorosa tarde.
Es necesario que vivamos en esa paz que se generó debido a los azotes, las burlas y todo lo que sufrió. No se trata de sentir dolor, sino de vivir con la paz que Jesús nos dejó.
Hoy agradecemos:
«Gracias por la cruz, mi Señor. Ayúdame a percibir cada vez más la magnitud de tu amor por mí. Gracias porque yo estaba en tu pensamiento cuando te clavaban al madero, y con todo, seguiste adelante hasta cumplir el plan de mi redención. Te amaré siempre, Jesús».
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Lidia E. Cames
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