Gracias por la cruz, Jesús amado
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La hermosura de lo que Dios hace
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El sacrificio de Jesús en la cruz es el cumplimiento de la promesa más grande e importante de todas las que Dios ha hecho a la humanidad.
Es la libertad del pecado, la libertad de toda culpa, la libertad para acercarnos al trono de Dios.
Es la reconciliación de nosotros con el Padre.
Así que es la mayor muestra de amor que Dios puede darnos. ¿Tú lo crees?
«Pero si continuamos viviendo en la luz como Dios vive en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, continúa purificándonos de todo pecado». 1 Juan 1:7 PDT
El sacrificio de Jesús en la cruz
Si creemos en el sacrificio de la cruz sabemos que tenemos la oportunidad de cambiar de vida:
Decidimos vivir como Jesús enseñó. Creer en el sacrificio de Jesús significa seguir los principios de vida eterna.
La Biblia dice que la fe es acción.
No puedo creer en el poder de la cruz y seguir viviendo de la misma manera.
Mi fe en Jesús debe llevarme a tomar decisiones importantes como amar a mis enemigos, perdonar a mi prójimo, amar a Dios por sobre todas las cosas.
Haciendo esto me mantengo en unión con Jesús y camino en la luz que Dios me proporciona.
Sólo así activo el poder regenerador del sacrificio de Jesús cada día de mi vida.
Hay poder en la sangre de Cristo. Es el poder para transformarte, sólo aplícala por fe a tu vida.
Oramos:
“Padre Dios, reconozco el sacrificio de Jesús en la cruz, lo acepto y me acerco a ti con necesidad de tener una vida transformada. Ayúdame a mantenerme en la luz que tú me das y a vivir una vida que a ti te agrade.
Te entrego mi naturaleza egoísta y recibo tu amor para extenderlo a todos los que están cerca de mí. También te pido que hagas en mí tu obra maestra, no olvidaré que la gloria te
pertenece a ti. En el nombre de Jesús”.
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