Una fe con la dirección correcta

Amiga, para ver los milagros de Dios necesitamos tener una fe con la dirección correcta.

¿Qué estamos creyendo hoy? ¿hacia dónde se dirige nuestra fe?

La respuesta lógica a esta pregunta es: «Pues le creo a Dios y hacia Él dirijo mi fe».

Pero Dios me reta a evaluar mi fe, para saber lo que estoy creyendo y hacia dónde la estoy enfocando. Y te comparto el reto con dos preguntas:

¿Qué pensamientos llenan mi mente?

¿Qué es lo que siempre hablo?

La respuesta a estas dos preguntas te dicen qué es lo que estás creyendo y a dónde está dirigida tu fe.

Me encantaría que todas respondiéramos que siempre pensamos y hablamos las promesas de Dios.

Necesitamos una fe con la dirección correcta

Pero la verdad es que a veces no controlamos nuestra mente, la dejamos que se llene de todo lo que vemos y escuchamos a nuestro alrededor.

Ese panorama lleva nuestra fe al lugar equivocado: Comenzaremos a creer que todo lo malo que vemos nos va a suceder a nosotras.

Saquemos de nuestra mente y de nuestra boca lo siguiente:

— «Mmmm… Esto se pone cada vez más difícil».

— «Esto ya no tiene solución».

— «Quizá sea una enfermedad crónica».

— «Esta persona nunca cambiará».

— «No me va a alcanzar el dinero».

— «Mejor me preparo para lo peor».

Y otras parecidas a éstas… Aunque esa es una fe negativa y que destruye, también tiene un cumplimiento.

La fe que da vida y que nos lleva a la victoria es la que depositamos en el Señor y en su Palabra.

Entonces nos conviene llenar nuestra mente con todo lo que Dios es. Su bondad, su amor, su poder y con todas las promesas que nos ha dado.

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Así estaremos dirigiendo nuestra fe hacia el blanco adecuado.

Por eso Jesús dijo a los ciegos que le pedían que les devolviera la vista:

«Que se haga conforme a la fe que ustedes tienen». Mateo 9:29 DHH

Te animo hoy a que dirijas tu fe hacia Dios y sus promesas, sin detenerte mucho en lo que sucede.

Una mujer que tiene una fe con la dirección correcta, pide a Dios lo que está necesitando y siempre dirige sus pensamientos hacia su milagro.

Conclusión

Por eso hoy piensa y habla acerca de quién es tu Dios, cuánto te ama y te cuida, de su poder sobrenatural y de las promesas que hay para ti.

¿Por qué?

Porque Jesús ha dado la orden que suceda lo que estás creyendo.

Así que cuida muy bien hacia dónde se dirigen tus ojos, tus pensamientos y tus palabras, mi amiga.

Lee más: “Acerca de la fe”.

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Deseo que hoy tu fe sea edificada y dirigida hacia lo que Jesús puede hacer por ti, tu amiga,

Lidia E. Cames

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