Una casa para nuestro Dios Todopoderoso

El rey David quería construir una casa para nuestro Dios Todopoderoso, ese era su mayor anhelo. Mira cómo lo expresó:

«No iré a mi hogar ni me permitiré descansar; no dejaré que mis ojos duerman ni cerraré los párpados adormecidos hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el Señor, un santuario para el Poderoso de Israel». Salmo 132:3-5

David ha sido el más grande adorador de Dios en toda la historia y era muy apasionado por la presencia divina.

Por eso quería construirle una casa al Señor, porque el lugar de adoración en ese tiempo era una simple y humilde carpa.

Puedes leer la historia completa en tu Biblia en 2 Samuel capítulo 7.

Nosotras no tenemos que preocuparnos por hacer una casa para nuestro Dios Todopoderoso, porque Él ya arregló ese asunto.

En este tiempo, el Espíritu de Dios vive en el corazón de todas las que creen en Jesús.

Así lo dice la Biblia:

«¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?».1 Corintios 3:16

¡Nosotras mismas somos la casa de Dios!

Nos conviene creer que desde nuestro interior, Él nos fortalece y nos llena de su amor, su paz, su gozo y de todas las cosas buenas que tiene para nosotras.

Tú eres una casa para nuestro Dios

También nos toca construir esa casa para el Señor.

¿Cómo?

Cree hoy con verdadera pasión y perseverancia que Dios habita en tu corazón. Tú eres la mejor casa donde Él desea vivir.

No te distraigas en cosas sin importancia. Que tu anhelo más grande sea que Dios ponga su trono en tu vida, en tu familia y gobierne todo tu entorno.

Vigila que tus emociones y tus sentimientos no se salgan de control, para que la casa del Espíritu Santo, que es tu cuerpo, esté limpia, para que Él pueda moverse con libertad y dirigirte con toda confianza.

Dale adoración y dale hoy el primer lugar en tu vida. Oramos así:

“Señor, dispongo mi corazón mi espíritu, mi mente, mi alma, mi cuerpo para que vivas y gobiernes conforme a tu voluntad y propósito para mi vida.

Espíritu Santo, te doy libertad para que quemes con tu fuego todo lo que hay en mi interior y que te ofende. Mi anhelo es que te sientas en casa. Eres bienvenido a mi corazón”.

También te ayudará leer: El Espíritu de Dios está sobre ti

Ahora, conduce tu cuerpo de manera que se note que Dios vive en ti. Procúralo sin descanso para que seas testimonio al mundo y su reino sea extendido en esta tierra.

Así que cuida tu alimentación, tu descanso y haz ejercicio. Ama tu cuerpo siempre pensando en el poderoso habitante que ahí está: El Espíritu de Dios.

Incluso el mismo Espíritu Santo te respaldará en las decisiones que tomes al respecto, para mantenerte en lo que te propongas para cuidar la habitación de Dios.

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Dios te bendiga, amada hermana, tu amiga,

Lidia E. Cames

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