Tres estrategias para amar como Dios manda

Quiero que sepas que en este blog escribo mucho de lo que el Señor está tratando conmigo y las instrucciones que Él me da para que yo pueda ser perfeccionada.

A veces quisiera pasar por alto esta instrucción, pero luego recuerdo que el amor al prójimo es el sello distintivo de una mujer cristiana y se me pasa… 😂

Así que hoy te platico de algo que Dios siempre está recordándome. Espero que también te sea útil, amiga.

Siempre me encuentro con personas que son difíciles de amar.

Pareciera que mi corazón no puede tener amor para esas personas tan contradictorias, las que me “sacan de mis casillas”, las que son complicadas.

Quisiera que fuera posible evitarlas. Pero Jesús me manda a amar.

¿Y cómo amar verdaderamente?

Si a ti te ocurre lo mismo que a mí, sigue leyendo:

La solución a este conflicto está dentro de nosotras mismas…

«Que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe genuina.». 1 Timoteo 1:5 NTV

Tres estrategias para amar

Te comparto tres estrategias que encontré en este versículo para amar por decisión propia y así cumplir el segundo mandamiento de Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”:

1.- Tener un corazón limpio. «[…]amor que brota de un corazón puro». Acostúmbrate a pensar bien de las personas, así mantienes tu corazón libre de malicia.

2.- Procurar una buena conciencia. «[…] de una conciencia limpia». No digas ni hagas nada que perjudique a las personas (aunque se lo merezcan), de esa forma tu conciencia siempre estará tranquila.

3.- Cultivar una fe genuina. «[…] y de una fe genuina». Confía sinceramente en Dios, Él te ayudará a amar de verdad. Cree en todo momento que su amor por ti es real y que tú puedes ser un instrumento de amor.

Te gustará leer: Elige el camino del amor

Te animo a practicar estos tres puntos y entonces será fácil amar de verdad a todos los que te rodean. Sólo decídelo y créele a Dios. ¡Yo lo intento todos los días! 🙃

Necesitamos ejercitarnos en el amor, porque nuestro Dios es amor y Él espera que nosotras seamos a su imagen y semejanza.

Claro que no se logra de la noche a la mañana, pero si cada día logramos una pequeña victoria, pronto nos iremos acercando al amor sincero.

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Que Dios te llene con su amor, tu amiga,

Lidia E. Cames

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