Resultados de una alabanza sincera

Es maravilloso que Dios nos permita vivir los resultados de una alabanza para Él. Quiero decirte algo muy importante: La alabanza no beneficia a Dios, sino a quien la da. Por esa razón nos conviene aprender más y más de este tema.

El Salmo 92 es un salmo de alabanza a Dios y comienza diciendo que es muy importante alabar a Dios.  El salmista comienza su canción expresando que es bueno dar alabanzas a su nombre, el primer versículo lo dice dos veces.

Comparto algunos fragmentos:

«1¡Cuán bueno es alabarte, Señor! Bueno es, Altísimo, cantar salmos a tu nombre […]  10Tú me darás las fuerzas del búfalo, y me ungirás con aceite fresco. 11Mis ojos verán la derrota de mis enemigos […]  12 Los justos […] 14 […] se mantendrán sanos y vigorosos». Salmo 92:1,10-12, 14 RVC

Este pasaje muestra que cuando alabas a Dios suceden varias cosas en tu vida. Expresa que es muy bueno alabar al Señor.

¿Por qué dice el salmista que es bueno alabar a Dios? Mira, también nos deja ver algunos beneficios que él experimentó por alabar a Dios:

Aquí hay cuatro resultados de una alabanza a Dios:

1. El enemigo se aleja. (v. 11 «Mis ojos verán la derrota de mis enemigos»). Satanás no soporta escuchar que alabes y adores a Dios.

Si tú dices que Dios es bueno es un arma muy poderosa contra el diablo. Ponlo debajo de tus pies alabando a Jesús por su victoria en tu vida.

2. Tus fuerzas aumentan. (v. 10 «Tú me darás las fuerzas del búfalo»). Hay fortaleza en la alabanza. Porque ahuyenta la debilidad de tu vida exaltando el poder de Dios obrando a favor tuyo.

3.- Recibes unción fresca. (v.10 «Y me ungirás con aceite fresco»). El Espíritu Santo fluye con libertad en un corazón que agradece y engrandece a Dios.

Mientras tú das alabanza al Señor, se derrama abundantemente el Espíritu Santo.

4. Hay salud y vigor para tu cuerpo. (v. 14 «Se mantendrán sanos y vigorosos»). El poder de Dios se activa con sanidad para ti, te rejuvenece y te fortalece; con la única finalidad de seguir alabándole:

«Para anunciar que el Señor es mi fortaleza, y que Él es recto y en Él no hay injusticia». Salmo 92:15

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Entonces alabemos a Dios siempre

Después de conocer los resultados de una alabanza para Dios no podemos quedarnos quietas, mi amiga.

¡No dejes de alabarle hoy! Es bueno alabar a Dios siempre, no sólo los domingos en la congregación. No esperes a ir a la iglesia para alabarlo. Hazlo en todo momento:

«Alabaré al SEÑOR en todo tiempo; a cada momento pronunciaré sus alabanzas». Salmo 34:1 NTV

Este versículo nos deja ver que no siempre alabamos a Dios cantando. Basta con bendecir su nombre con nuestra boca. También puedes pronunciar alabanzas y glorificar su nombre. 

Algo así como:

«Señor, tú eres grande».

«Tu gloria llena toda la tierra».

«Amado Jesús, bendigo tu nombre».

«Mi Dios, no hay nadie como tú».

Y otras más que te inspirará el Espíritu Santo para proclamar la gloria del Señor.

Te voy a confesar algo: yo empecé a alabar a Dios por el interés de las bendiciones; pero poco a poco, el Espíritu Santo fue enseñándome a exaltar a Dios por lo que Él es, por lo que ha hecho y porque Él es el único digno de recibir gloria y honra.

Aquí hay una oración para que el precioso Espíritu Santo te ayude a adorar en espíritu y en verdad:

Oramos:

“Señor, no quiero alabarte sólo por conveniencia. Por eso hoy te pido que me des un corazón que te ame, que provoque tu presencia, que reconozca tu divinidad y que busque agradarte con mi alabanza.

Mi deseo es honrarte, exaltarte y ponerte en el trono de mi corazón. También quiero vivir las bendiciones que acarrea mi adoración sincera. Pero si no recibiera ningún beneficio, decido seguir rendida a tus pies.

Enséñame el camino a tu corazón, Padre, despierta en mí un hambre desesperada por tu presencia. Gracias por todas las promesas hermosas que me has dado, Señor; pero más que tus bendiciones, quiero que mi ser entero clame por ti.

Despiértame cada día con una gran necesidad de ti y de ver tu gloria manifestada. No permitas que se me olvide que la gloria, la honra, el poder y el reino son tuyos, Señor. En el nombre de Jesús. Amén».

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Querida amiga, así que, cuanto más alabemos a Dios más se manifestará en nuestra vida y el mundo le conocerá a través de tu testimonio.

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Que Dios sea siempre la motivación para vivir cada día, tu amiga,

Lidia E. Cames

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