Una promesa para princesas
22 agosto, 2016¿Dónde pones tu confianza?
5 septiembre, 2016¿Has oído alguna vez una de estas frases: «¡Ah, qué tiempos aquellos!». «En mis tiempos todo era más bonito». «Ahora todo se ha descompuesto»…
Y es porque tendemos a suspirar por el pasado. Sobre todo los adultos. Esto no es bueno para nuestro bienestar. En la Palabra de Dios encontramos un pasaje que nos alerta a cambiar esta actitud.
«Nunca te preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor, pues esa no es una pregunta inteligente.» Eclesiastés 7:10
Vivimos en tiempos en que todo evoluciona rápidamente. Cuando pasan los años cambia el estilo de vida: los hijos crecen, nacen los nietos, se pierden familiares, las capacidades y habilidades físicas cambian, en fin, todo cambia.
Cambian los sistemas de gobierno, la tecnología avanza, los sistemas educativos se transforman, las ciudades y pueblos crecen, los paisajes evolucionan. Esto ha sucedido desde que el mundo es mundo. Todo cambia y se va quedando atrás, en el pasado.
¡Qué tiempos aquellos!
No podemos estar viviendo de “glorias” pasadas o de triunfos viejos. Lo bueno o malo que viviste ya pasó y se quedó atrás.
El mejor día para vivir es el día de hoy. Disfrútalo. Ayer ya es pasado. Deja toda sombra de tristeza o nostalgia por lo hermoso que viviste.
Mejor prepárate para lo que hoy te regala el Señor: Oportunidad de hacer nuevas cosas. Cosas diferentes. Porque las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. No las dejes pasar por estar añorando el ‘ayer’.
Haz planes para el futuro mientras disfrutas tu presente, todavía no has contado las mejores historias, porque están por llegar aventuras interesantes y nuevas a tu vida.
Prepárate para ver la gloria de Dios en todo lo que vivas este día. Los mejores tiempos no son los pasados, sino los que todavía te faltan por vivir.
Mantén una expectativa por lo nuevo y bueno que seguramente llegará a tu vida y a tu familia. ¡Espera sorpresas divinas siempre!
Deja atrás ese pasado que te impide avanzar, olvídate de suspirar diciendo: ¡qué tiempos aquellos! y verás que pronto Dios te va a sorprender con algo realmente maravilloso.
Oramos:
“Gracias Señor, por este precioso día. Me tomo de tu mano y recibo de tu gracia para disfrutarlo sin siquiera pensar que ayer fue mejor.
Te pido perdón por no estar atenta a tus nuevas bendiciones por estar añorando el pasado. Hoy suelto el pasado y me dispongo a ser sorprendida por ti.
Te pido que pongas planes y sueños para el futuro maravilloso que tienes para mí. Te amo y confío totalmente en tu amor y poder para sostenerme en lo que ha de venir el día de mañana.
En el nombre de Jesús.”
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Que Dios te sostenga con su poderosa mano, tu amiga,
Lidia E. Cames
Entrada antigua: «Deja atrás el pasado«.
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