La única sangre purificadora

Esto quiere decir que, como seguidoras de Cristo, decidimos dejar el pecado y las obras de la oscuridad.

Principalmente apartarnos de lo que nos aleja de Dios y nos separa de nuestros hermanos: los pleitos, la falta de perdón, las griterías, el resentimiento, la amargura.

Caminar en la luz quiere decir vivir buscando agradar a Dios y a nuestros hermanos. Procuremos la paz y la armonía: perdonando, tolerando, amando, ayudando, sirviendo a los demás con gozo. 

De esa forma aseguramos que siempre que vayamos al trono de gracia a pedir perdón, seremos perdonados.

Además, la sangre de Cristo nos seguirá limpiando y lavando de todo pecado. Así obtenemos la promesa de perdón y purificación para nuestra vida.

«Si confesamos nuestros pecados,  Dios,  que es fiel y justo,  nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad». 1 Juan 1:9

Siempre recordemos siempre que la única sangre purificadora de pecados será la que Jesús derramó en la cruz. Te animo a buscar la limpieza de corazón para estar cerca de Dios.

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Mi deseo es que Dios te guíe en todo lo que hagas, tu amiga y hermana en Cristo,

Lidia E. Cames

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