Esperar en Dios es un reto
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2 marzo, 2022Hay temporadas en la vida donde parece que nunca terminarán los problemas. Apenas va pasando una situación y ya está empezando otra. Pero justamente ahí es donde te toca creer que eres una mujer guerrera y no una víctima de la vida.
Pasamos por tiempos en que claramente experimentamos lo mismo que el salmista:
«Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí». Salmo 42:7
Y aquí es donde podríamos echarle la culpa a Dios.
Parece que en nosotras y en nuestra familia se amontonan todas las dificultades que pueden haber.
Muchas veces yo me he sentido que estoy en el piso, tirada y pisoteada por las circunstancias.
Y debido al sufrimiento o el dolor pasamos por alto que Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotras.
Es más: encima de todo le preguntamos a Dios por qué nos trata tan mal, si nosotras somos tan buenas, y de pronto nos sentimos también víctimas de Dios (como Job, ¿lo recuerdas?), él creía que era víctima de Dios.
Sus amigos no pensaban que él fuera víctima de las circunstancias ni de Dios, sino de su pecado. ¡Uy! ¡Con esos amigos para qué quiero enemigos!
Aunque Job le echaba la culpa a Dios, encontré un versículo bíblico que me habló al corazón, es uno donde Job se defiende (porque además, nos defendemos). A pesar de todo, él no tenía una actitud de víctima, míralo tú misma:
«No me han destruido las tinieblas que me rodean; ni la más densa e impenetrable oscuridad que está por todas partes». Job 23:17 NTV
Luego me fui a buscar otras versiones y me tomo la libertad de compartírtelas, con reflexiones personales. Prepárate porque Dios te va a hablar como me habló a mí.
Eres una mujer guerrera no la víctima
«Porque yo sigo enfrentando la oscuridad y las tinieblas han cubierto mi rostro». PDT
No estamos debilitadas ni tiradas, estamos de pie haciendo frente a las situaciones que nos rodean, mi amiga.
«Pero no me hacen callar las tinieblas, ni la densa oscuridad que me cubre». LBLA
«Pero nada hará que me calle; ¡ni aun mi gran sufrimiento». TLA
«Con todo, no logran acallarme las tinieblas ni la densa oscuridad que cubre mi rostro». NVI
Todavía podemos ir ante Dios y desahogar nuestro dolor con Él. Todo lo que sentimos podemos soltarlo en su presencia. Igual que hizo Job. Las circunstancias y el sufrimiento no deben cerrar nuestra boca ante nuestro Padre.
Debemos darnos la libertad de desahogar nuestro corazón delante de Dios. Él nos da la fuerza necesario para hacerlo y nos sostiene.
Quizá ya tienes mucho tiempo batallando con este problema, pero Dios te dice hoy que tomes la actitud de una mujer vencedora, porque hay promesa para ti de que ninguna arma contra ti podrá destruirte.
Me encanta lo que dice Job:
«No me han destruido las tinieblas que me rodean; ni la más densa e impenetrable oscuridad que está por todas partes». Job 23:17 NTV
Querida cazadora, tú eres una mujer guerrera revestida del poder de Dios, no estás destruida. Estás de pie como una mujer victoriosa, valiente y esforzada.
¿Sabes por qué has llegado hasta este día? ¿Por qué Dios ha permitido tantas dificultades en tu vida?
Porque Dios planeó para ti darte la fortaleza que necesitas para seguir adelante a pesar de lo que te aflige ahora. Él es tu sostén y tu ayuda, tu refugio y tu consuelo amiga.
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Por último
Job tenía muchas razones para sufrir y sentirse derrotado:
En un día perdió toda su fortuna, murieron sus hijos, la esposa lo dejó y le cayó una terrible enfermedad en la piel.
A pesar de todo, se negaba a sentirse destruido; porque sabía que tenía un Dios justo que cuidaba de él. Lo que pasó al final es más alentador todavía: El Señor lo sanó y lo restauró al doble de todo lo que tenía antes de la prueba.
¿Podemos tomar hoy la misma actitud de Job?
Amiga, estás leyendo este mensaje porque hay un propósito en esa prueba que atraviesas. Porque estás siendo formada y capacitada para grandes proyectos. Cuando todo pase tendrás el doble de bendición que gozabas antes de este problema.
Dios te destinó para trascender e impactar a quien esté cerca de ti. Serás una mujer que hará la diferencia en su entorno, que cambies la atmósfera para la gloria de Dios.
Recuérdalo siempre: Eres una mujer guerrera y no una víctima de nada, ni de Dios ni de nadie. Eres una guerrera que enfrenta con valentía todas las situaciones difíciles con la fortaleza y valentía que vienen de Dios.
Prepárate amiga, porque lo que viene para ti y tu familia es sorprendente y grandioso.
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Deseo que Dios sea tu sostén en los tiempos difíciles, tu amiga,
Lidia E. Cames
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