La finalidad de este mensaje es traer una nueva esperanza para tu relación de pareja, llámese esposo, novio, compañero de vida o cualquier nombre que acostumbras darle.
Ya sea que vivas permanentemente con él, o si están separados o si sólo tienen encuentros casuales por ahora, con posibilidades de formalizar una vida en común.
Mi intención es dejar de lado el prejuicio, el juicio y la condenación, porque Dios nos ama a todas por igual, sin importar nuestro estado o condición.
Quise escribir esto motivada por los comentarios de algunas cazadoras de promesas en un mensaje que publiqué en Facebook: Cómo ser una esposa inteligente.
El comentario más recurrente fue éste:
“Esto debería ser para los hombres también, porque el éxito de una pareja depende de los dos, no solamente para la mujer”.
Otros comentarios de mujeres desanimadas que expresan su impotencia diciendo que de nada sirve que la mujer haga todo bien, si el hombre no colabora no se logra nada.
Otras se manifestaron con comentarios que sugieren que no puedes ser buena, porque el hombre se aprovecha y las engañan.
Y todo eso es cierto, yo también estoy de acuerdo con ellas. Yo misma viví muchos años con la idea de que tienes que defenderte, no debes de ser dejada para que no salgas lastimada.
Así que siempre tomé el control de mi matrimonio, de mi esposo y de mis hijos y lo único que logré fue lastimarlos y hacerlos infelices, resultando en una familia fragmentada, llena de resentimientos.
Mi esposo y mis hijos no querían saber nada de mí, aunque vivíamos en la misma casa no nos hablábamos ni estábamos de acuerdo en nada.
Por esa razón llegó un momento que perdí la esperanza y deseaba abandonarlo todo.
Gracias a Dios que oportunamente me dio la revelación de lo que Él dice en su Palabra y me ayudó a cambiar la estrategia en mi corazón.
Comencé a dar pequeños pasos y pude ver cambios en mi esposo y mis hijos. Yo te doy testimonio de lo que Dios hace cuando sigues sus instrucciones.
Mi intención es compartirte mi experiencia en este camino de restauración en mi matrimonio, para ahorrarte la vía más larga intentando varias soluciones. Tu recorrido será más corto y te evitará muchas frustraciones.
Antes de seguir, debo decirte que necesitas estar dispuesta a tener un cambio de mentalidad, a dejar tus antiguas forma de pensar y adoptar los conceptos bíblicos para aplicarlos a tu matrimonio. El punto es que aceptes que necesitas darle una nueva esperanza a tu relación de pareja.
Lo primero que necesitas creer y aceptar es que Dios tiene lo mejor para tu futuro:
«Pues yo sé los planes que tengo para ustedes, dice el Señor. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza». Jeremías 29:11 NTV
Vamos a alinearnos con los planes de Dios y su Palabra:
El perdón te liberará a ti y es una medicina efectiva para tus heridas. Podrías hacer una lista de todo lo que te ha lastimado y presentarla a Dios en oración, al mismo tiempo que declaras: Señor, yo perdono hoy a mi esposo por todas estas ofensas (menciónalas todas una por una).
Al mismo tiempo, te va a tocar renunciar a la ira, al resentimiento, al dolor y a todo mal sentimientos que albergas en tu corazón. Pide a Dios que te revele lo que hay en tu corazón para confesarlo y renunciar a ello.
Pide también que Dios te llene con su amor y su paz a medida que tu corazón sana.
Si fuera necesario, hazlo cada día hasta que sientas que ya eres libre.
Pídele a Dios que le vaya bien a tu esposo en todo: en su trabajo, en sus relaciones, que lo libre de peligros y que supla sus necesidades en todas las áreas de su vida.
Recuerda que a él también lo ama Dios y que hay promesas para su vida. Tu esposo puede ser una gran bendición en tu vida, cuando tú lo ves como lo ve Dios.
Toma tu papel de ser una bendición para él y empieza a hacer realidad lo que dice Dios de ti:
“Y serás una bendición para otros” (Génesis 12:2).
Evita darle sermones, deja que sea Dios que lo cambie, porque a veces queremos adoptar roles que no nos corresponden.
Dice Stormie Omartian en su libro El Poder de la Esposa que Ora: “Eres su esposa no su madre”. Escuché en alguna parte que también nos gusta tomar el lugar del Espíritu Santo, diciéndole qué es lo que tiene que hacer.
No lo hagamos amiga. Dice la Biblia:
«Su marido puede confiar en ella y ella le enriquecerá en gran manera la vida. Esa mujer le hace bien y no mal, todos los días de su vida». Proverbios 31:11-12 NTV
Dios lo ha puesto como tu autoridad, para tu protección no por castigo. (Efesios 5:23; Colosenses 3:18)
Claro que tienes el derecho de dar tu opinión para los asuntos familiares, económicos y de otra índole, pero en caso de desacuerdo, hay que dejar que él tome la decisión final.
Así tú te libras de responsabilidad y a tu esposo Dios lo respaldará.
Cuando su decisión fue la equivocada, nos tocará ser solidarias y estar ahí para apoyarle y ayudarle en lo que sea necesario.
Es muy saludable asumir juntos las consecuencias, evitando utilizar el clásico “te lo dije”. No te imaginas cuánto bien le hará esto a tu relación matrimonial.
Ah, eso sí: Por favor, no toleres maltratos, porque tú también eres coheredera de la gracia (1 Pedro 3:7)
Enfocarte en las promesas de Dios te ayudará a dar los pasos necesarios para obtenerlas. Lo más efectivo para darle una nueva esperanza a tu relación de pareja, es creer, proclamar y esperar las promesas de Dios.
Esta fue la promesa decisiva para mí, espero que a ti también te ayude:
«De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes». 1 Pedro 3:1-2
Dios es fiel y cumple sus promesas, yo he visto esta promesa cumplida en mi vida.
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Hermosa, es cierto que el buen funcionamiento de una pareja es un asunto de dos, pero cuando incluyes a Dios en ella, cosas sobrenaturales de bendición empiezan a suceder.
No esperemos a que nuestro esposo cambie o colabore, empecemos nosotras. Dios va a obrar.
Cuando una mujer se decide a creerle a Dios y a caminar conforme a su voluntad, su matrimonio y su familia se transforman para la gloria de Dios.
Necesitas permanecer creyendo en la ayuda y la fortaleza que Dios da mi amiga, porque encontrar una nueva esperanza para tu relación de pareja no es algo que puedas lograr tú sola. Es Dios quien te sostendrá en esto, sigue sus instrucciones, porque Él siempre honra sus promesas y sabe premiar la fe de sus hijas.
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Que Dios te bendiga y te fortalezca, tu amiga,
Lidia E. Cames
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