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¡Qué lindo es saber que nuestro Dios nos perdona y nos sana! Claro que no es algo que nos hayamos ganado por algunos méritos, sino que esa es la naturaleza de Él. Recordemos que el Señor todo lo perdona y todo lo sana, la única condición para recibir este beneficio es que tengamos fe para creer.
Abraza las verdades de la Palabra
El salmista nos dejó una verdad poderosa para aferrarnos a ella, creyéndola con todo el poder de nuestra fe, este es el versículo:
«Dios perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades». Salmo 103:3b PDT
Así que no dudemos nunca en acudir al Señor para confesarle nuestras fallas, pedirle perdón y también pedir por sanidad de heridas del corazón y enfermedades del cuerpo.
En este punto es necesario que tengamos la confianza de que Él nos escucha y nos concede lo que le pedimos. Pero ¿qué hacemos cuando no nos sentimos ni perdonadas ni sanas?
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Cómo recibir el perdón y la sanidad de Dios
Lo que corresponde ahí es trabajar para fortalecer nuestra fe. Y lo primero que yo puedo sugerirte es que tomes la decisión de creer, para tener en tu corazón la convicción de perdón y sanidad.
Luego mantén ese pensamiento en tu corazón: «DIOS ME PERDONÓ, DIOS ME SANÓ”. Esto es trabajar con tu mente para producir pensamientos de acuerdo a la Palabra.
También es determinante lo que tu boca diga porque hay poder en tus palabras, por eso es importante orar así: «GRACIAS DIOS, POR PERDONARME Y SANARME”. Y cada vez que el enemigo te recuerde tus faltas o tus dolencias, afirmar: «DIOS ME PERDONÓ, DIOS ME SANÓ”.
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Fortalece tu fe y recibe su Paz
Hermosa cazadora, te recuerdo que el camino para aprender cómo recibir el perdón y la sanidad de Dios, está marcado por tu fe y no por lo que has vivido o por lo que sientas: el hecho es que Dios te ha perdonado y te ha sanado. Decláralo con firmeza y cree en su poder. Necesitas insistir en este proceso y permite que tu fe sea la fuerza que active los milagros en tu vida. Que el enemigo no te robe la seguridad de lo que el Señor ya te ha dado. ¡Sigue adelante con la certeza de que su amor es suficiente para ti!
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Que Dios te bendiga abundantemente, un abrazo,
Lidia E. Cames
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