Amando como Dios te ama

Aquí te comparto una oración para poder vivir amando como Dios te ama, mi amiga. Dios quiere que nos amemos unos a otros como Él nos ama a nosotras.

Pero también hay otra instrucción que dice que debemos amar al prójimo como a nosotras mismas.

Entonces es necesario que trabajemos en amarnos a nosotras mismas. Y esto lo lograremos cuando comprendamos el amor que Dios nos da.

¿Te das cuenta?

Es como una cadena: Recibimos el amor de Dios, luego nos amamos a nosotras mismas y después podemos amar a los demás como Dios nos ama a nosotras.

Conforme recibimos el amor de Dios, nos vamos amando y valorando más y más.

La mejor muestra de que nos amamos es aceptar cada parte de nuestro cuerpo, dejar de culparnos por lo que hicimos en el pasado, aprender a perdonarnos como Dios nos perdona y dejar de juzgarnos por lo que no podemos hacer bien.

Esto sólo lo podemos lograr cuando aprendemos a recibir el amor y el perdón de Dios. Necesitamos creer que Dios no nos juzga, no nos rechaza sino que nos acepta tal como somos.

Lo más importante es confiar en que el Señor transforma nuestros hábitos conforme a su propósito. Lo que vemos que está mal en nosotras debe ser puesto en las manos de Dios y pedirle que Él haga su voluntad en nosotras.

Amando como Dios te ama

Solamente después de tener esa confianza de amor con Dios es cuando podrás caminar amando como Dios te ama a ti.

Esa es la manera en que podemos empezar a ver a los demás como Dios nos ve a nosotras.

Ahora la pregunta es ¿cómo lograr esa clase de amor para mí y luego para los demás?

Vamos a pedir la ayuda a nuestro Dios a través de la oración.

Oramos:

«Mi Dios, quiero vivir amando como tú me amas a mí. Ayúdame a creer y aceptar que tú me amas, me perdonas y me aceptas.

«Renuncio a rechazarme, a juzgarme y a condenarme; sabiendo que tú no haces eso conmigo, sino que me aceptas y me limpias de todo la maldad que haya en mi corazón. Gracias por tan grande amor, Señor.

«Determino hoy amar a mi prójimo de esa misma manera, Señor.

Entiendo que mi prójimo es todo el que está cerca de mí:

Mi cónyuge, mis hijos, mis padres, mis hermanos, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, el empleado del supermercado, el cajero del banco y más.

«No puedo hacerlo en mi propio esfuerzo, sólo con el amor que tú me das. Yo no podría amar a nadie si tú no me llenas de tu precioso e incondicional amor. Enséñame a amar así como tú me amas a mí.

«Hoy me lleno de tu gran amor y bondad, y me dispongo a amar y perdonar como tú lo haces conmigo. En el nombre de Jesús».

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Que Dios te llene siempre con su precioso amor, tu amiga,

Lidia E. Cames

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