Una siembra de amor en tu corazón sediento
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21 febrero, 2024Toda mi vida, percibí a Judas Iscariote como un hombre sin perdón, culpable de traicionar a su Maestro y amigo sin mostrar arrepentimiento. Dos interpretaciones comunes circulan acerca de su destino: algunos sostienen que merecía la muerte por su traición, mientras otros sugieren que, de haberse arrepentido, Jesús lo habría perdonado. Sin embargo, la Biblia revela una verdad intrigante que nos hace hoy analizar la lección de Judas para mujeres cristianas.
El pasaje bíblico que me inspira a escribir estas líneas hoy, es el siguiente:
«Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que Jesús había sido condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos.
Les dijo:
“He pecado al entregar sangre inocente”.
Pero ellos le dijeron:
“¿A nosotros qué nos importa? ¡Allá tú!”.
Entonces Judas arrojó en el templo las monedas de plata, y después de eso salió y se ah0rcó». Mateo 27:3-5 PDT
En esta escritura, dice claramente que Judas sí se arrepintió. Él acudió a las personas que pensó que le iban a ayudar con la carga del pecado que había cometido, puesto que eran los jefes de los sacerdotes encargados para esos casos. Pero no encontró ayuda, sino que más bien lo abandonaron con su culpa, que llevó a tomar la trágica decisión de quitarse la vida por su propia mano.
La lección de Judas para mujeres cristianas
Así que la perdición de Judas no fue la falta de arrepentimiento, sino que se acercó a las personas equivocadas. Los sacerdotes no tenían la disposición de aconsejarlo para buscar el perdón, tuvieron una actitud egoísta al dejar que se hiciera cargo él solo de las consecuencias de sus decisiones.
Quizá en alguna ocasión nos ha pasado algo parecido. Que después de cometer la falta, o tomar la decisión equivocada, siempre buscamos a alguien que creemos que nos ayudará a soltar la carga, pero nos defrauda. Con comentarios como:
“Pues fue tu decisión, ahora resuélvelo como puedas”.
“Demasiado tarde. Lo hubieras pensado antes”.
“Lo siento. No quiero involucrarme”.
“¿Cómo pudiste hacer eso tan grave?”.
Amiga, tomemos hoy muy en serio la lección de Judas para mujeres cristianas como nosotras.
Tú y yo necesitamos acercarnos a la persona correcta. El único que nos puede entender y ayudar a aliviar el peso de la culpa es nuestro Padre celestial. Dios nos ama y nos hace libres por medio de Jesús, nunca nos dejará en medio de las consecuencias de nuestros errores para nuestra perdición, sino que nos perdona y nos guía hacia la vida en abundancia que nos regala sin límites.
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Conclusión
Siempre nos vamos a enfrentar a momentos de arrepentimiento y búsqueda de perdón. La historia de Judas nos invita a acercarnos a la fuente adecuada: nuestro amoroso Padre celestial. A diferencia de las respuestas insensibles que a veces encontramos en otros, Dios nos perdona y nos libera de las consecuencias de nuestras decisiones. Que esta reflexión nos inspire a confiar en Él, el único que nos ofrece un perdón verdadero y nos guía hacia una vida plena en Su amor.
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Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea contigo, tu amiga,
Lidia E. Cames
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1 Comment
Pura palabra de vida
Que bendición de pagina
Felicidades. 🤍