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15 noviembre, 2023Me ha llamado mucho la atención el pasaje bíblico donde tiene la expresión: “ponen sus coronas delante del trono”. ¿Has visto ese pasaje? Hoy hablaremos de ello, así como también exploraremos un poco su significado y aprender a vivir como mujeres cristianas rindiendo sus coronas delante de Dios en la vida diaria.
Dice así la Biblia:
«Los veinticuatro ancianos se postran y adoran al que está sentado en el trono, y ponen sus coronas delante del trono, diciendo: Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder. Pues tú creaste todas las cosas, y existen porque tú las creaste según su voluntad». Apocalipsis 4:10-11 NTV
Sin duda, esta es una escena de adoración celestial impresionante. Los veinticuatro ancianos representan la totalidad del pueblo de Dios en un acto de máxima adoración, reconociendo su dignidad, gloria, honor y poder. La parte que nos inspira hoy es el simbolismo de las coronas delante del trono, que tiene un significado muy especial que nos bendice a todas las mujeres cristianas.
Las coronas de la antigua Grecia estaban hechas con ramas de olivo o de laurel en forma de círculo, de manera que pudieran colocarse en la cabeza de una persona. Inicialmente se otorgaban a las personas que ganaban competencias de arte, literatura, música o deportes; aunque más adelante se usaron también para honrar a los soldados que volvían triunfantes de las batallas con otros pueblos.
Se creía que estas coronas traían buena suerte y protección divina a la persona coronada, además que simbolizaban la gloria, la victoria y los logros o éxitos obtenidos.
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Mujeres cristianas rindiendo sus coronas
Los ancianos de nuestro pasaje se quitan sus coronas y las ponen a los pies de Aquel que está sentado en el trono. Al ponerlas ahí, ellos reconocen en adoración y humildad que todo mérito o logro debe otorgarse a Dios el Creador de todas las cosas. Esto nos lleva a una reflexión importante sobre cómo manejamos nuestros éxitos y reconocimientos en la vida cotidiana.
Podemos aplicar este principio recordando que cualquier talento, habilidad o éxito que tengamos proviene de Dios, y reconocer que todo lo que somos y todo lo que hemos logrado lo recibimos de Él. Nuestras vidas son como coronas que deben ser colocadas delante del trono divino en agradecimiento y reconocimiento de su gracia. Haciendo esto convertimos la adoración en un estilo de vida.
La adoración no se limita a momentos específicos en la iglesia, sino que abarca toda nuestra vida. Así como los ancianos adoran constantemente en el cielo, nosotras podemos vivir una vida de adoración constante en todo lo que hacemos, reconociendo a Dios como el centro de nuestras vidas.
Además, al depositar nuestras coronas delante del trono, estamos confesando que nuestra identidad y nuestro propósito dependen totalmente de nuestra relación con Dios. El valor que tenemos no es por los éxitos terrenales, sino porque somos hijas amadas del Altísimo.
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Conclusión
El acto de poner nuestras coronas delante del trono es un recordatorio constante de que nuestra adoración a Dios no se limita a un momento o lugar, sino que incluye cada área de nuestras vidas. Vivamos como mujeres cristianas rindiendo sus coronas ante el trono, y encontremos en este pasaje un llamado a vivir con humildad, gratitud y adoración constante, reconociendo la grandeza de Dios en todas las cosas.
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Que la adoración a Dios sea tu fuente de bendición, tu amiga,
Lidia E. Cames
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