Cantemos al Dios vivo

Tenemos un Dios vivo y Él nos dio la vida. Él vive para siempre. Por eso, hoy tienes una buena oportunidad para elevar un canto de alabanza junto con todos nuestros hermanos en la congregación…

Alabar al Señor es una decisión del espíritu, pero significa que la carne se sujete al control del Espíritu Santo.

«Porque el espíritu siempre está dispuesto, pero la carne es débil». Mateo 26:41

Cuando te sientes sin ganas de alabar a Dios cantando, danzando, aplaudiendo o gritando, ten la seguridad de que es tu carne la que se niega, no tu espíritu. 

Te lo digo porque yo me he sentido así muchas veces: sin deseo de mover mi cuerpo para el Señor. Sin embargo, me obligo a hacerlo; aunque sea sin ganas, pero hago que mi carne se sujete a mi espíritu. 

Se manifiesta nuestro Dios vivo

Lo que sucede después es que el Espíritu Santo toma el control de la alabanza y cuando me doy cuenta ya estoy alabando al Señor con gozo. Ahí empieza la adoración en Espíritu y en verdad.

Amiga, si te sucede así algunas veces, prueba mi método y verás que tu alabanza fluirá en la presencia del Padre y te responderá con gozo y paz. 

Ahora, disfruta y alábale con todo tu ser, grita con alegría, con todas las fuerzas de tu corazón… Él es el Dios viviente! ¡Celébralo con todo tu ser!

«Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del Señor. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente». Salmo 84:2  NTV

Sólo decídelo y empieza a alabarle… Lo demás lo hará el Espíritu Santo. El Señor siempre reacciona ante la alabanza de su pueblo.

Querida lectora, te pido un favor: comparte y comenta este mensaje. Seguro que muchas personas estarán preparándose para rendirle alabanza y adoración a nuestro Dios vivo.

Que recibas bendiciones celestiales con abundancia, tu amiga,

Lidia E. Cames

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