
Confianza en Dios aún en medio de la vergüenza
14 mayo, 2025ToEn la vida, rendirse puede parecer un fracaso. Nos han enseñado a resistir, a demostrar fuerza, a no ceder nunca. Pero hay una forma de rendición que no te derrumba: rendirse ante Dios.
En el reino animal, cuando dos lobos pelean por liderazgo o territorio, el que se siente vencido no sigue luchando hasta la muerte. En lugar de eso, se echa sobre su espalda o baja la cabeza, exponiendo su cuello, una zona vulnerable. Este gesto es un lenguaje claro: “me rindo, reconozco tu autoridad”. Lo impresionante es que el lobo dominante rara vez ataca al que se ha rendido. Lo perdona y lo deja vivir, preservando la vida del otro y la estabilidad de la manada.
Dios actúa de forma parecida, pero con mucho más amor. Cuando una mujer decide rendirse ante Dios, Él no la destruye ni la avergüenza. La cubre con su gracia y la fortalece. Esa es la única rendición que vale la pena… la que se hace delante de un Dios que restaura. Su Palabra dice:
«Pero Él nos da más gracia. Por eso dice la Escritura: Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes». Santiago 4:6 NVI
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Rendirse ante Dios restaura el alma
Tal vez has estado luchando en silencio: contra expectativas que no puedes cumplir, heridas que aún no sanan, o el peso de querer ser fuerte todo el tiempo. Pero rendirse no siempre significa fracasar. A veces, es el primer paso hacia la verdadera libertad.
Dios no desprecia a quien se rinde con sinceridad. Al contrario, Él exalta al humilde y lo rodea de gracia (1 Pedro 5:6). En tu momento de entrega, cuando bajas tus defensas y dices: “Señor, ya no puedo más…”, Él no te aplasta. Te restaura.
💠 HUMILLARSE NO ES DESHONRA… TAMPOCO PARA QUIEN RECIBE LA HUMILDAD
En muchas ocasiones, alguna persona se te acerca con sinceridad: te pide perdón, admite sus errores, se muestra vulnerable. En ese instante, tú tienes el poder de herir o sanar.
La naturaleza humana (herida por el orgullo) nos empuja a “aprovecharnos” del que baja la guardia. Pero Dios nos llama a responder con misericordia, porque así como Él responde con gracia cuando nos rendimos ante Él, también espera que nosotras demos gracia a quien muestra humildad ante nosotras.
Aprender del líder que sabe perdonar
Jesús es el mejor ejemplo. Porque a quienes se humillaban ante Él, jamás los despreció.
— A Pedro, después de negarlo, lo restauró.
— A la mujer sorprendida en adulterio, la defendió.
— Al ladrón en la cruz, le ofreció el paraíso.
— A ti, mujer que hoy vienes rendida, te recibe con brazos abiertos diciéndote: «Ven a mí… yo te haré descansar». Mateo 11:28
Él es el más fuerte, pero no te humilla. Es justo, pero también es tierno. Si decides rendirte ante Él, encontrarás que su respuesta no es castigo, sino misericordia.
🙋♀️ Querida cazadora…
No sigas peleando con tus fuerzas. No te obligues a demostrar que puedes con todo. Exponer tu “cuello” delante de Dios no es derrota… es confianza. Él no es enemigo que destruye, sino Padre que levanta.
No hay rendición más sabia ni más segura que rendirse ante Dios. Y no hay gesto más divino que honrar la humildad ajena con compasión.
🙏 ORACIÓN
Señor, me rindo a ti. Ya no quiero luchar desde mi orgullo o mis fuerzas. Tú eres más fuerte que yo, pero no me golpeas ni me rechazas. Me acerco con el corazón abierto, con la seguridad de que me recibirás con ternura. Gracias por levantarme cuando me rindo con humildad. Enséñame también a ver con tus ojos a quienes se acercan a mí con humildad, para no endurecer mi corazón, sino reflejar tu gracia. Amén.
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Que el Señor te envuelva con su amor, tu amiga,
Lidia E. Cames
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