¿Qué pasa con nuestros familiares muertos?

Desde hace tiempo he querido escribir acerca de lo que pasa con nuestros familiares muertos, porque he escuchado algunas cosas que las personas dicen, por ejemplo:

—Dios necesitaba un angelito en el cielo y por eso se lo llevó.

—Mi familiar me cuida desde el cielo.

—Le pido a mi familiar que está en el cielo que me ayude con este problema.

—Hablo con él (ella) todo el tiempo y siento que está conmigo todavía.

—Puedo hablar con ellos a través de un médium.

Y así es larga la lista de lo que las personas dicen para disminuir el dolor de la ausencia de sus familiares fallecidos.

Aprovechando que estamos llegando a las fechas en que el mundo celebra la muerte y los seres queridos que ya partieron, comparto lo que la Palabra de Dios dice acerca del tema. Las personas creen todo esto como si fueran verdades, pero la única verdad es lo que dice la Biblia.

No es mi intención polemizar, solamente quiero exponer estas declaraciones a la luz de lo que dice la Palabra y oro para que el Espíritu Santo te revele la verdad a tu propio espíritu.

Qué pasa con nuestros familiares muertos

1.- No se convierten en ángeles.

Es tan común escuchar lo que la gente dice cuando se les muere un familiar:

“Es que Dios se lo llevó porque necesitaba otro angelito en el cielo”.

En la Biblia dice que Él creó todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Incluso a los ángeles, a quienes les ha dado dominio y autoridad.

«Por medio de Él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, lo que puede verse y lo que no se puede ver, y también los espíritus poderosos que tienen dominio y autoridad. En pocas palabras: Dios creó todo por medio de Cristo y para Cristo». Colosenses 1:16 TLA

No puede ser que a Dios le hayan fallado los cálculos al crear a los ángeles y que en este tiempo le estén haciendo falta empleados en el cielo.

¿Por qué?

Porque la obra de Dios es perfecta, Él no se equivoca nunca. Lo dice en Deuteronomio 32:4

Además los ángeles son una clase de creación y los humanos somos otra muy diferente, así lo dice la Escritura:

«Digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra». Salmo 8:4

Lo que yo entiendo es que en el cielo no hay ascensos, cada quien ya tiene su lugar y posición que Dios le asignó desde el principio de los tiempos.

No encuentro ninguna escritura que sostenga que los que se mueren se convierten en ángeles.

2.- No te cuidan desde el cielo.

No hay una sola evidencia de que los muertos cuiden de los vivos. Aún estando vivas no podemos cuidar todo el tiempo a nuestros hijos (por ejemplo), mucho menos lo puede hacer una persona muerta.

El único que nos cuida y nos protege de manera efectiva es nuestro Dios, esto sí está establecido a lo largo de toda la Escritura.

Y aquí están los pasajes que lo demuestran:

«Confíen a Dios todas sus preocupaciones, porque Él cuida de ustedes». 1 Pedro 5:7 PDT

«Entrégale tus cargas al Señor, y Él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan». Salmo 55:22 NTV

«¡El Señor mismo te cuida! El Señor está a tu lado como tu sombra protectora». Salmo 121:5 NTV

3.- No te ayudan a resolver tus problemas.

Te digo lo mismo que en el punto anterior amiga: El único que nos ayuda con su poder sobrenatural es nuestro Dios.

«Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice “No temas, yo te ayudaré”». Isaías 41:13 NVI

«Pero Dios es quien me ayuda; el Señor me mantendrá con vida». Salmo 54:4 PDT

«Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra!». Salmo 121:1-2 NTV

Otras verdades de lo que pasa con nuestros familiares muertos:

4.- No pueden escucharte ni volver cuando los invocan.

5.- No hacen nada de lo que hacemos los vivos.

6.- Nuestras oraciones por ellos ya no tienen efecto.

Estas tres últimas las explico con el siguiente versículo:

«Pues los que viven saben por lo menos que han de morir. Pero los muertos nada saben, ni siquiera tienen memoria. Todo lo que hayan hecho en vida —amar, odiar, envidiar— es cosa remota y ellos ya en nada participan aquí en la tierra». Eclesiastés 9:5-6 NBV

Lo que pasa con nuestros familiares muertos es que nada saben de esta vida que  ya dejaron atrás. Ellos ya viven en otra dimensión que nada tiene que ver con lo terrenal. 

No piensan, no sueñan, no comen, no duermen, no hacen nada de lo que hacemos los vivos.

Por lo consiguiente no regresan a la tierra y no te pueden ayudar en nada.

Dice la Biblia:

«Tu cuerpo vino de la tierra, y cuando mueras, regresará a la tierra. Pero tu espíritu vino de Dios y cuando mueras, regresará a Dios». Eclesiastés 12:7 PDT

Sin embargo, creo que se adoptan todas estas ideas acerca de lo que pasa con nuestros familiares muertos, porque así sienten que están todavía cerca. Quizá sea parte del luto que se viva por ellos. O porque fueron personas que se han amado y de esa manera intentan consolarse y disminuir el dolor de la ausencia.

Ese mismo dolor hace que se les atribuyan poderes especiales cuando ya no están con vida. Pero gracias a Dios por su Palabra porque ahí encontramos la verdad que nos ilumina.

¿Qué hacer?

Lo que yo puedo sugerirte es que pongas tu corazón en las manos de Dios y Él sanará la herida de la separación.

Llora a tus muertos hasta que tu corazón sane, entrégaselos al Señor y deja que Él te consuele en este proceso, que, de antemano yo sé que no es tan fácil superarlo. Pero el amor de Dios te irá restaurando poco a poco.

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Lidia E. Cames

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