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19 diciembre, 2024Para todas las hijas de Dios, la oración es el canal que nos conecta directamente con Dios. Este es el día 18 de nuestro Reto de Navidad y hoy estudiaremos un pasaje que nos hará profundizar en el tema de la oración. En Lucas 18 podemos aprender a hacer oraciones que rompen barreras y llegar a tocar el corazón de Dios. Este pasaje nos enseña tres poderosos ejemplos de oración que pueden transformar nuestras vidas como mujeres cristianas. A través de ellos, aprendemos a persistir, humillarnos y clamar con valentía ante el Señor.
Hagamos oraciones que rompen barreras
La oración insistente (Lucas 18:1-8):
Jesús nos presenta a una viuda que persiste una y otra vez ante un juez injusto hasta recibir justicia. Su petición insistente era: «Hágame justicia en este conflicto con mi enemigo» (v. 3). ¿Cuántas veces enfrentamos situaciones difíciles que parecen no tener solución? Dios nos llama a no desmayar en la oración, sabiendo que Él es justo y fiel. Cuando oramos con persistencia, demostramos nuestra confianza en su poder y su tiempo perfecto y la respuesta llegará en el tiempo oportuno.
Dedica un momento diario para presentar a Dios esas peticiones que llevas tiempo esperando. Confía en que Él escucha y responderá según Su voluntad.
La oración humilde (Lucas 18:9-14):
El fariseo oraba con arrogancia, mientras que el publicano lo hacía con un corazón arrepentido. Dios se agrada de una oración sincera y humilde como la del publicano: «Oh Dios, ten compasión de mí porque soy un pecador» (v. 13). No se trata de aparentar perfección ante nadie (menos delante de Dios), sino de reconocer nuestra necesidad constante de su gracia y perdón.
Examina tu corazón antes de orar. Acércate a Dios con sinceridad, reconociendo tus debilidades y pidiendo su compasión con humildad.
La oración que no se deja intimidar (Lucas 18:35-43):
El ciego Bartimeo no se dejó callar por la multitud. Clamó a Jesús hasta recibir sanidad. A veces, el ruido del mundo y las voces de duda quieren silenciar nuestra fe. Sin embargo, debemos persistir, seguros de que Jesús siempre escucha. Hagamos que nuestra voz se levante fuertemente para orar como el ciego: «Hijo de David, ten misericordia de mí» (v. 39)
Cuando enfrentes obstáculos, declara en oración las promesas de Dios sobre tu vida y grita sobre las circunstancias ahoguen y clamor. No permitas que nada te aparte de su presencia.
Conclusión y despedida
Querida cazadora, la oración es una herramienta poderosa. Sé insistente como la viuda, humilde como el publicano y valiente como Bartimeo. Dios escucha cada clamor y obra a su manera perfecta. Hoy, levanta tu voz en fe, creyendo que tu Padre celestial está atento a tus necesidades. ¡Sigue orando sin cesar y confía en su amor infinito! Gracias por permanecer conmigo en este Reto de Navidad.
Empieza el día 1 del Reto: Preparando el corazón para la Navidad
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Que Dios responda tu clamor, tu amiga,
Lidia E. Cames
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