La obediencia a Dios tiene recompensa

Seguramente tienes esta promesa muy presente si estás sirviendo en algún área en tu iglesia, porque la versión Reina Valera dice que ‘no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra’.

Pero si vemos desde el versículo 1, se trata del llamado que Dios hace a su pueblo a través de Azarías para que le busquen, se vuelvan a Él y cumplan con sus mandamientos.

Encuentro yo que nos toca esforzarnos, no tanto en las obras, sino en nuestro corazón para obedecer lo que Dios nos indica.

Lo que hacemos para el Reino es muy importante, pero es más agradable a nuestro Señor que nos empeñemos en buscar su presencia. Además de disponer nuestro corazón para vivir una vida consagrada a obedecer su Palabra.

Nuestro Padre conoce que se nos hace difícil obedecer, por la rebeldía natural de la carne. Pero es tan hermoso nuestro Dios, que nos ofrece recompensa si nos ocupamos diligentemente en cumplir con su voluntad. 

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Nos esforzamos en la obediencia a Dios

La finalidad de las promesas divinas es motivarte en tu esfuerzo por practicar la obediencia a Dios en tu vida diaria. Por esa razón es que el Señor nos deja esta promesa en su Palabra, mira:

«¡Sean valientes, no dejen de obedecer a Dios, y Él les dará su recompensa». 2 Crónicas 15:7 TLA

Me parece que son las más hermosas palabras de ánimo que quizá nadie más que Dios puede darte, mi amiga.

No te desalientes, no permitas que el desánimo se apodere de ti y dejes de obedecer lo que a Dios le agrada. Se necesita mucho valor y una gran determinación para vencer las tentaciones. Esas que te invitan a desviar el camino que te lleva a la recompensa.

Aunque ames mucho a Dios, tu carne siempre se resistirá a hacer lo debido delante de Dios (es su naturaleza). Por eso hoy el Señor te anima a que procures con mucha valentía hacer lo correcto delante de Él.

Te conviene tener un corazón dispuesto para guardar y cumplir su Palabra. Los premios serán para todos los que se esmeran en la obediencia a Dios sin acobardarse.

No decaigas en tu fe. Permanece y no te rindas. No abandones el propósito de Dios. Avanza con valentía, ¡porque hay recompensa para tu obediencia!

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Que Dios te ayude en todo lo que hagas, tu amiga,

Lidia E. Cames

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