Bendición para los íntegros de corazón
13 enero, 2015Amistad con Dios el Creador
13 enero, 2015Si has vivido con la idea de que Dios te busca para castigarte, tú necesitas saber que Jesús vino a salvar, no a condenar a nadie. Su misión fue siempre la salvación tuya y mía.
Este mensaje es para mujeres que no conocen a Jesús y viven atormentadas por la culpa; pero también lo es para los que lo conocemos y queremos vivir de manera diferente: rechazando condenación y culpa.
Porque a veces sucede que ya tenemos a Cristo en nuestra vida y todavía el enemigo nos sigue señalando los errores del pasado para tenernos cautivas.
¿Te ha pasado que cuando recuerdas el pasado sientes algo horrible dentro de ti y le vuelves a pedir perdón a Dios? ¿Has pedido perdón varias veces por el mismo pecado?
A mí me sucedía muy seguido.
Eso es porque la culpa y la condenación no te dejan recibir el perdón que Dios ya te dio desde que le confesaste la primera vez.
Todas necesitamos recordar esta palabra de vez en cuando:
«Porque Dios no me envió a este mundo para condenar a la gente, sino para salvarla». Juan 3:17 TLA
Entonces, tú tienes un destino glorioso. El deseo de Dios es librarte de la condenación.
Jesús vino a salvar, no a condenar
Jesús vino a este mundo porque anhela tenerte cerca de Él, por eso murió en la cruz: porque soñaba con salvarte de todo lo que te atormenta y te mantiene atada a una decadencia espiritual que te separa de Dios.
Si crees, en Él tienes perdón y vida eterna. Todos los días cometemos errores, tomamos malas decisiones, guardamos falta de perdón y tenemos pensamientos negativos.
Pero Jesús no te condena por eso. Al contrario: desea librarte para que tengas paz, siempre que te acerques a Él con corazón sincero.
Recordemos lo que le dijo a la mujer que sorprendieron en adulterio:
«Ni yo te condeno; vete y no peques más». Juan 8:11
Eso mismo nos dice ahora a nosotras, mi amiga.
El problema es cuando nos negamos a confesar a Dios estas situaciones, porque el enemigo de nuestra alma nos dice que Él no nos va a perdonar, que nos va a castigar y nos va a rechazar.
También está el hecho de que siempre nos enseñaron que Dios está para castigarnos por todo lo malo que hemos hecho.
No hagas caso, deja todo eso a un lado y acude a Jesús. Lo conveniente es reconocer, arrepentirse y confesar.
Es seguro que Él te va a escuchar, te va a perdonar y te va a salvar de esos pecados diarios que se acumulan para atormentarte.
Desde ahora vive feliz y libre de toda condenación.
Querida amiga, si te ha gustado este mensaje, compártelo y deja un comentario para saber que nos visitaste. Deseo que Dios te dé libertad completa, tu amiga,
Lidia E. Cames
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