Fortaleza en la debilidad

Cuando el desaliento te quiere dominar es tiempo de creer que podemos tener fortaleza en la debilidad. Esto no parece lógico, pero te lo puedo asegurar porque es una promesa bíblica.

Primero que nada, necesitamos saber que nuestro Dios desea que en medio del cansancio, confesemos con la boca que somos fuertes. Así lo instruye en este versículo:

«Diga el débil: ¡Soy fuerte!». Joel 3:10 NVI

Y es porque necesitamos enviarle un mensaje a nuestro cerebro desde nuestras palabras audibles para que reaccione a lo que Dios tiene para nosotras.

Cuando dices: ¡Fuerte soy! estás eligiendo tener fortaleza a pesar de la debilidad. Significa que decides no tener miedo y portarte como una mujer valiente. 

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Cuando tú escoges ser una guerrera, haces a un lado la cobardía y te levantas sobre cualquier situación que te pueda estar robando la fortaleza.

Decir que eres fuerte no quiere decir que automáticamente vas a recibir una inyección de fuerza. No funciona así amiga, mira en qué consiste:

¿Por qué hay fortaleza en la debilidad?

Existe otro versículo que refuerza el anterior:

«Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». 2 Corintios 12:9 NTV

Eres fuerte porque la gracia de Dios es suficiente para que su poder se manifieste en tu debilidad. Tu debilidad no te detendrá si dependes del poder de Dios. Eres fuerte porque cuentas con esa preciosa gracia que el Padre nos otorga.

Significa que, en el nombre de Jesús y con el poder del Espíritu Santo, tomas aliento y reúnes fuerzas de la flaqueza y te pones de pie para luchar por tus sueños, por tu libertad, por sacudirte de esos enemigos que quieren asustarte.

Seguro que huirán de tu vida la confusión, el cansancio, la ansiedad, la depresión o cualquiera que sea el enviado del enemigo para mermar tu fuerza y tu voluntad. El Señor te dará fortaleza en la debilidad que estás enfrentando.

Con Jesús en tu vida no hay nada que te pueda derrumbar, porque Él es tu Rey, tu Dios, tu Salvador, tu Roca firme, tu Torre Fuerte, tu refugio, tu fortaleza en tiempos de tormenta. Él es el que te sostiene y te lleva a la victoria, cualquiera que sea tu lucha.

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Conclusión

Concretamente, nos conviene reconocer la debilidad humana, pero no nos quedamos ahí, sino confesamos que somos fuertes porque el poder de Dios y su gracia nos levantan.

Amiga, sigue firme clamando y levantándote. Extiende tu mano hacia el cielo y tu Padre celestial la tomará y te guiará hacia el triunfo. Créelo… Él lo hará.

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Lidia E. Cames

(Entrada antigua «Fuerte soy«)

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