Mujeres cristianas rindiendo sus coronas
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22 noviembre, 2023Es muy difícil encontrar la paz que nuestra mente y corazón necesitan. Sobre todo, cuando esperamos encontrarla en las circunstancias, en los logros personales o en las relaciones. Es cierto que nos puede traer ciertas satisfacciones, pero esa no es la paz verdadera que necesitamos. Solamente en la Palabra de Dios podemos encontrar el secreto para ser una mujer llena de paz, en cualquier tiempo y en toda circunstancia.
El siguiente versículo nos muestra el camino más seguro a la paz interior:
«Que el mismo Señor de paz les dé su paz en todo momento y en cada situación. El Señor sea con todos ustedes». 2 Tesalonicenses 3:16 NTV
¿Cómo podemos entender este pasaje de la Biblia?
La fuente de la paz auténtica
La paz auténtica, la que va más allá de las situaciones externas, es un regalo divino que obtenemos al depender totalmente de Dios.
Es fácil alterarnos en medio de las circunstancias diarias, porque nos traen preocupaciones, culpas o temores. Pero recordemos que ahí es donde nos corresponde acudir a Jesús, quien es el Príncipe de paz.
No importa lo que nos haya hecho perder la tranquilidad en nuestro corazón, su sacrificio en la cruz pagó el precio por nuestras faltas, liberándonos de la culpa y el castigo. Ahora, como hijas de Dios, no tenemos que vivir atormentadas por remordimientos y cargas innecesarias.
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El secreto para ser una mujer llena de paz
La invitación es clara: confía en Jesús. Encomendar nuestras circunstancias al Señor es un acto de confianza. Cuando nos sentimos amenazadas por las tormentas, voluntariamente recordamos que solo Jesús puede perdonar, sanar, salvar, proveer y protegernos de todo mal.
En lugar de cargar con nuestras preocupaciones, entreguémoslas a Aquel que tiene el control de todo lo que nos rodea. La paz que Dios nos da, no se trata simplemente de la ausencia de conflictos, sino de una tranquilidad profunda que se mantiene firme en medio de cualquier dificultad que se nos presente.
Al depositar nuestras cargas, ansiedades y temores en el Señor, nos llenará de su paz sobrenatural y encontraremos descanso en medio de las pruebas.
Conclusión
Disfrutemos de la vida que Dios nos ha dado. Al rendirnos a su soberanía y confiar en su amor inquebrantable, experimentaremos su perfecta paz.
Busquemos la paz que solo Él puede dar y compartamos esta fuente inagotable de tranquilidad con todos los que está cerca. Oremos para que cada acción, palabra y pensamiento refleje la paz que hemos recibido de nuestro Señor de paz.
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Que el Señor esté contigo, siempre y en toda circunstancia, tu amiga,
Lidia E. Cames
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