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29 enero, 2016En este pasaje bíblico hay dos promesas que Dios nos da: una es para los humildes y la otra es para los orgullosos:
«Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos». Salmo 138:6 NTV
Primero veamos a grandes rasgos quién es humilde y quién es orgulloso y después comentamos la promesa para cada uno de ellos:
1.- Orgulloso es todo lo contrario al humilde: es el rebelde, el que no quiere obedecer a Dios, el que no desea ser enseñado y corregido y se niega a andar en sus caminos.
Además se niega a aceptar su Palabra como la dirección para su vida. Por lo tanto, vive de acuerdo a la opinión propia o de otras personas e ignora a Dios.
2.- Humilde es la persona que se rinde ante el Señor con honestidad, con un corazón dispuesto a que Él lo moldee. La humildad tiene que ver con la disposición de aprender de Dios y obedecer lo que Él enseña.
Humildad es una actitud del corazón hacia Dios que se traduce en una buena actitud para las personas que nos rodean.
Ahora sí: pasamos a las promesas:
Dos promesas de Dios para escoger:
Promesa para el orgulloso: Todo lo contrario a lo que gana la persona humilde: Dios se aleja de ellos, porque lo reconoce desde su trono y lo deja que viva las consecuencias de sus propias decisiones.
El Señor se muestra distante con los orgullosos, porque no lo toman en cuenta para su vida.
Promesa de Dios para el humilde: Aunque Dios es muy grande, siempre te atiende, tiene cuidado de ti. El Señor nunca te abandona y se ocupa hasta los más mínimos detalles de tu vida.
Si tú te rindes cada día a Dios y con todo tu corazón te entregas, humillándote, sabiendo que Él es Dios soberano y que siempre desea lo mejor para ti; entonces, gozarás del privilegio de tenerlo muy cerca todo el tiempo.
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Las promesas están hechas. Te toca elegir la tuya. Tú decides el trato que Dios tiene contigo: de cerca o de lejos.
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Que la gracia de Dios esté contigo siempre, tu amiga,
Lidia E. Cames
(Entrada antigua: «¿Orgulloso o humilde?)
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