Dios es mi fuerza y mi canción

Desde que nos levantamos se nos presentan muchos momentos para recordar esta verdad de la Palabra de Dios: «Dios es mi fuerza».

Es que la vida cotidiana tiene muchos imprevistos. Y cuando tu plan no resulta conforme a lo planeado, necesitamos apoyarnos en nuestro Dios fuerte.

No necesariamente tienen que ser verdaderas batallas. Cosas tan simples como el despertador no sonó a tiempo, se quemó el desayuno, no encuentras un zapato del uniforme del niño…

En fin, situaciones como ésas debilitan nuestro ánimo desde que empieza el día. Y no te cuento lo que pueda suceder durante el día, amiga.

Una cazadora de promesas necesita determinar siempre en su mente y corazón que Dios es su fortaleza y su gozo.

Nunca seremos débiles si nos aferramos al Señor.

El salmista nos enseña a confesar:

«El Señor es mi fuerza y mi canción; me ha dado la victoria». Salmo 118:14 NTV

Si eres creyente del Dios Omnipotente no tienes posibilidades de fracasar. Tal vez sufras algunas caídas, pero teniendo en cuenta que Dios es quien te levanta con fuerzas renovadas, no habrá nada que te ponga en situaciones de debilidad.

En todo tiempo Dios es mi fuerza

Aunque pases por conflictos o circunstancias adversas, debes tener la seguridad de que tienes la victoria en toda situación. Porque Dios en tu vida es la fuerza que necesitas para enfrentar cualquier inconveniente.

Así es como puedes estar de pie cuando seas sacudida por la tormenta. Alaba a Dios desde lo profundo de tu ser. Reconócelo como tu fortaleza. 

Llénate de su gozo, porque «el gozo del Señor es nuestra fuerza» (Nehemías 8:10).

Cántale al Señor, eleva tu voz con un canto nuevo de alabanza, celebra tu victoria antes que la veas. En lugar de desesperarte o abandonar, da gracias a Dios porque Él es tu sostén y tu paz.

Adórale, bendice su santo nombre, agradece antes de ver tu milagro, porque seguramente lo verás. Dios es fiel a sus promesas.

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Lidia E. Cames 

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