La presencia de Dios en las tormentas
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2 octubre, 2024Hoy voy a hablarte de todas las oraciones que hacemos desde el dolor y desesperación, pidiéndole a Dios un cambio en las situaciones que vivimos. Muchas veces hemos orado sin ver la respuesta a nuestras peticiones y quizá nos provoque algo de frustración. Necesitamos entender que la oración no solamente es para ver cubiertas nuestras necesidades, sino que en la oración hay descanso para el alma. Así que equivocadamente pensamos que solamente tendremos paz cuando llegue la respuesta que esperamos.
Descanso en la oración
Precisamente eso fue lo que a mí me pasó amiga. Pero al pasar tiempo estudiando las Escrituras y meditando en los pasajes oportunos para mi necesidad, pude comprender que la oración va más allá de hacer peticiones. Entendí que nos toca cultivar (como si se tratara de un arte), la habilidad de encontrar el reposo que el Señor tiene para nosotras en nuestro tiempo de oración.
Es cierto que en la oración tenemos un medio para recibir lo que deseamos y oramos para pedir cosas. Tenemos necesidad de ver que las circunstancias se adapten a nuestros deseos. Y cuando eso no sucede nos desesperamos y perdemos la paz, entonces decimos que Dios no nos responde, hasta nos atrevemos a expresar que no nos escucha.
DESCUBRAMOS EL REPOSO DIVINO
Descubramos el reposo divino
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Pero la oración va más allá de una lista de peticiones; es una conexión íntima con nuestro Padre celestial, que nos proporciona paz y bienestar. Para lograrlo será necesario partir de los siguientes conceptos básicos:
LA ORACIÓN SE CONVIENE EN RUFUGIO Y REPOSO DIVINO
Cuando entendemos que la oración no sólo es un medio para obtener cosas de Dios, sino que también es un área de reposo, experimentamos una transformación en nuestra relación con Él.
«Sólo en Dios halla descanso mi alma; de Él viene mi salvación». Salmo 62:1 NVI
De esa forma desarrollamos una gran confianza en recibir un descanso profundo en medio de las tormentas de la vida. En lugar de orar sólo exponiendo nuestras peticiones, acudimos a Dios como nuestro refugio y nuestro lugar seguro.
SOLTEMOS CARGAS, ABRACEMOS LA PAZ
Cuando aprendemos a soltar en su presencia lo que nos molesta, y dejamos que Él nos conforte.
«Confíen siempre en Dios, cuéntenle todos sus problemas, Dios es nuestro refugio». Salmo 62:8 PDT
En lugar de cargar con el peso de las preocupaciones y ansiedades, aprendemos a dejarlas ante Él. La clave está en abrir nuestro corazón y permitir que Dios trabaje en nosotros mientras oramos. Cuando soltamos en Su presencia lo que nos aflige, Él nos consuela de maneras que superan nuestra comprensión.
PERMANECER EN LA PRESENCIA DIVINA
Cuando abrimos nuestro corazón para recibir durante la oración.
«Por la mañana te presento mis súplicas y atenta espero tu presencia». Salmo 5:3 NBV
La oración es un diálogo continuo. No conviene cerrar la comunicación con Dios después de presentar nuestras peticiones, es bueno que hagamos una pausa para escucharle. Porque Él desea derramar su amor, paz y sabiduría sobre nosotras. Al mantener abierta la línea de comunicación después de presentar nuestras peticiones, permitimos que Dios nos hable, nos guíe y nos llene con su gracia.
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Vayamos más allá de las peticiones
En este proceso de aprendizaje, recordemos que no estamos solas. En los momentos de silencio, en los suspiros no expresados, Dios está ahí, listo para abrazarnos con su amor incondicional. Encontramos descanso en su presencia, descubrimos consuelo al soltar nuestras cargas y experimentamos plenitud al mantener abierta la comunicación con nuestro Padre celestial. Anímate a ser una mujer cristiana que encuentre descanso en la oración y transforma tu relación con Dios.
Que en cada oración, podamos experimentar el dulce descanso que solo se encuentra en la comunión con Dios. Que nuestra vida de oración sea un testimonio vivo de cómo, en la oración, encontramos no solo respuestas, sino también el descanso que solo Él puede brindar.
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Que la paz sobrenatural de Dios te envuelva siempre, tu amiga,
Lidia E. Cames
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