En Dios haremos proezas
23 mayo, 2015El Espíritu de Dios permanece en ti
24 mayo, 2015Cuando yo decidí que Cristo es mi riqueza, dejé de sufrir por las cosas materiales y por el dinero que no tengo. No fue algo que sucediera de la noche a la mañana. Fue un proceso largo y doloroso, porque las lecciones de Dios en esta área son muy dolorosas.
Fueron temporadas de una dura escasez para mi familia, por haber tomado malas decisiones en las finanzas. El Señor nos dejó vivir las consecuencias de ello, pero nos sostuvo con su amor y su mano poderosa. Puedo decir que cuando el Señor disciplina lo hace siempre con amor hasta que la lección está aprendida.
Pero todo lo que pasé era necesario para que yo entendiera que no me merezco nada de lo que tengo, sino que todo lo que recibo cada día es por la gracia de Dios.
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Lo hermoso de toda esta enseñanza de Dios es que Él me tuvo mucha paciencia, cumpliendo así una promesa que me hizo al principio de mi caminar con Él:
«Te haré entender, y te enseñaré el camino que debes andar». Salmo 32:8
Sólo entonces entendí su voluntad para mi vida, y empecé a aprender a ser agradecida con Dios por lo que me da (sea poco o sea mucho). Ese fue el punto de partida para comprender lo que es verdaderamente importante en mi vida.
He entendido que debo tener mayor gozo en mi salvación, que en las riquezas. Y que hay mayor alegría en saber que Cristo vive en mi corazón, que en la abundancia material.
Cristo es mi riqueza
Amiga, si Dios te ha bendecido en tu economía es motivo de alegría. Claro que vivir cómodamente es algo que a todos nos gusta y nos satisface.
Pero si eres seguidora de Cristo, tu mayor gozo no está en las cosas materiales que posees, sino en el hecho de que la presencia de Dios está en tu vida, y por eso disfrutas de bendiciones abundantes. A esto se refería el salmista cuando dijo:
«Me has dado más alegría que la que tienen cosechas abundantes de grano y de vino nuevo». Salmo 4:7 NTV
Porque es incomparable el gozo de saberte perdonada, aceptada y amada por Dios. Tanto que no importa mucho si tienes abundancia de bienes o si vives al día.
¿Por qué?
Porque podrían fallar las finanzas, pero Dios nunca fallará. Si tu economía no está en el punto donde tú quisieras que esté, de igual forma gózate y alégrate; porque Dios nunca te va a dejar y siempre tendrá cuidado de tus necesidades más urgentes.
Su promesa de prosperarte sigue en pie. Así que sigue gozándote porque Él te ha dado nueva vida.
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La promesa de la vida eterna y su amor, su gozo y su paz son suficientes para vivir en una constante alegría; las riquezas son el extra que el Señor te regala para hacerte más placentera la vida en esta tierra.
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Que Dios llene de gozo tu vida, tu amiga,
Lidia E. Cames
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