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Dice la Biblia:
«El entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene». 1 Timoteo 4:8 NTV
La sumisión a Dios significa someternos a su voluntad y renunciar a la nuestra, para depender totalmente de Él en cada área de nuestra vida, aceptando su plan y su propósito para nosotras.
Esto nos conviene, porque no solo promete beneficios en esta vida, sino también hay recompensas para la vida futura. Siempre encontraremos paz, propósito y dirección al alinear nuestras vidas con la voluntad de Dios.
Quiere decir que en esta vida también nos conviene entrenarnos para estar bajo la voluntad de Dios, de esa manera nos preparamos para continuar en ello cuando nos presentemos delante de Dios en la eternidad. Él promete que viviremos con Él por siempre. ¡Pero tenemos que alistarnos para ese encuentro!
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Cómo entrenar el alma para la eternidad
Entrenarse en la sumisión a Dios es un proceso continuo que requiere de mucha confianza en Él y de nuestra voluntad para ejercitarnos en ella. Aquí tienes algunas sugerencias para ayudarte en este camino:
1.- Oración constante : Dedica tiempo diario a la oración. Habla con Dios, comparte tus pensamientos, preocupaciones y agradecimientos. La oración es una forma poderosa de comunicación con lo divino.
2.- Estudia las Escrituras : Lee y medita la Palabra de Dios constantemente. Esto te ayudará a comprender la voluntad de Dios y a conocer sus promesas y sus enseñanzas.
3.- Practica la humildad : Reconoce que no tienes todas las respuestas y que estás dispuesta a someterte a la sabiduría de Dios. La humildad es fundamental en la sumisión.
4.- Busca la dirección de Dios en tus decisiones : Antes de tomar decisiones importantes, ora y busca la guía de Dios. Pide discernimiento y paciencia.
5.- Haz actos de servicio y amor al prójimo : A través del servicio desinteresado a los demás, reflejas el amor de Dios en tu vida y demuestras tu entrega a su voluntad.
6.- Cultiva la gratitud : Agradece a Dios por las bendiciones que has recibido y mantén una actitud de gratitud en tu vida diaria.
7.- Busca el perdón y la reconciliación : Reconoce tus faltas y busca el perdón de Dios y, cuando sea necesario, reconcíliate con los demás.
Finalmente
Recuerda que el camino para depender de Dios y sujetarse a su voluntad, es personal y único para cada individuo. Lo más importante es saber cómo entrenar el alma para la eternidad, y empezar a cultivar una relación genuina y profunda con el Señor, y esforzarse por vivir de acuerdo con los principios y valores de tu fe.
Este mensaje es un recordatorio de que nuestra salud física es temporal, mientras que nuestra relación con Dios es eterna. Invertir tiempo y esfuerzo en fortalecer nuestra fe y sumisión a Dios es la clave para una vida plena y significativa, tanto en el presente como en la vida que está por venir.
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Que la bondad de Dios sea sobre tu vida, tu amiga,
Lidia E. Cames
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