A veces duele pero vale la pena

A veces me duele obedecer a Dios, porque muchos de los pasos que me indica se contraponen con mis deseos y mis intereses.

A veces me duele dejarle todo en sus manos, porque es difícil soltar lo que me significaba seguridad.

A veces duele mantener firme mi fe en Él, porque las circunstancias me hablan de un futuro incierto.

A veces duele, pero…

Vale la pena seguirlo, sabiendo que sus caminos son mejores que los míos.

Vale la pena obedecerlo, comprendiendo que la obediencia siempre genera bendición.

Vale la pena soltar todo, creyendo que sólo en Él tengo seguridad y protección.

Vale la pena aferrarme a mi fe, convencida de que mi futuro en esta tierra está asegurado para bendición. Y después, la vida eterna junto a Jesús y el Padre.

Vale la pena la recompensa. 

Por eso, decido ser valiente, humilde y llenarme de fe, del amor, la paz y el gozo que Dios me da y avanzar a donde Dios quiere que yo llegue.

Espíritu Santo, ¡ayúdame a cumplir el propósito de Dios en mi vida!

Así dice la Biblia:

«Y todos los que, por seguirme, hayan dejado a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos o a sus hermanas, a su padre o a su madre, su casa o un terreno, recibirán cien veces más de lo que dejaron, y tendrán además vida eterna». Mateo 19:29

Esta promesa es una de las razones por las que no me rindo en situaciones difíciles. Si tú estás pasando por tiempos de prueba, te animo a que te aferres a esta Palabra de Dios. La recompensa es grande. Perseveremos, amiga.

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Querida cazadora, si este mensaje bendice tu vida, por favor compártelo y déjanos un comentario para saber que has estado aquí. Que Dios te fortalezca y te sostenga en las dificultades que estés atravesando, tu amiga,

Lidia E. Cames

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