3 regalos de Navidad que te da Jesús
18 diciembre, 2018Feliz año nuevo con una Palabra de Dios
28 diciembre, 2018A muchas de nosotras, Dios nos ha cambiado el destino. Yo iba en picada hacia la muerte eterna, nunca hice nada para que mereciera ser salvada. Las malas decisiones me llevaban a la culpa y depresión, y éstas me hacían tomar decisiones aún más equivocadas. No podía salir de ese círculo.
El único que me pudo sacar de ahí fue Dios por su misericordia, sin que yo se lo pidiera. Lo vi claramente cuando el Espíritu Santo dirigió mi atención al siguiente versículo:
«Pero Dios tuvo misericordia de mí…». 1 Timoteo 1:16 NTV
No imagino el sentir del apóstol Pablo cuando escribió esto; pero sí te puedo decir que yo me siento especial, privilegiada, feliz de saber que siempre estuve en el corazón de Dios.
No porque me lo haya ganado, sino por su GRAN MISERICORDIA.
Amiga cazadora, seguro que a ti te ha cambiado la vida este mismo Dios amoroso y ahora vives una situación diferente a la que hubieras tenido sin Él.
Pero Dios tuvo misericordia de nosotras y nos ha cambiado la vida para bien. No ha sido por lo buenas que somos, ni la riqueza que poseemos; tampoco tiene que ver con nuestra belleza, ni la inteligencia que tenemos.
Sólo porque ha tenido misericordia de nosotras.
Todos los días de mi vida agradeceré y celebraré este grande amor, que nadie me ha dado ni me dará jamás. Sólo mi Padre Dios.
Por eso me atrevo a invitarte a que no permitas que los problemas de la vida, las carencias económicas o cualquier circunstancia te robe el gozo de saberte elegida para salvación.
Muy aparte de las condiciones que están ahora en tu vida, Dios ha tenido misericordia de ti. Piensa que si no hubiera sido por la misericordia de Dios, estarías en circunstancias peores que ahora.
Pero Dios tuvo misericordia de ti y de mí
Alégrate porque aun en las carencias, enfermedades, crisis o dificultades, tienes a Dios que te amó desde el principio de los tiempos. Él es tu esperanza de victoria.
Tú y yo podemos decir como dijo el apóstol Pablo cuando mencionaba todos los sufrimientos que atravesaba:
«En medio de nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total». Romanos 8:37 TLA
También te gustará leer: Más que vencedoras en Cristo
Así que ahí tenemos una buena razón para que hagamos una fiesta cada día desde nuestro corazón.
Oramos:
“Gracias Padre, por tu gran misericordia. Vengo a tu presencia para decirte que confío en ti con todo mi corazón. Aunque esté pasando por momentos difíciles, sé que tú eres mi Salvador y me librarás de todo peligro.
Sé que me darás la victoria en cada complicación de mi vida, que solucionarás cada problema que se me presente y me harás más fuerte cada día.
Reconozco que no merezco nada por mí misma, pero quisiste alcanzarme con tu misericordia y eso me hace muy feliz. Confío en tu gran bondad, recibo tu amor y sé que por amor a mí, resolverás todas mis necesidades.
Te alabaré mientras viva con un corazón agradecido, mi Dios”.
Amiga linda, practica a confesar con seguridad: «Ahora sé que Dios tuvo misericordia de mí», y prepárate para ver su gracia derramada y multiplicada sobre tu vida, para que su nombre sea glorificado por siempre.
Si te gustó este mensaje, compártelo en tus redes sociales con los botones en color rosa que están al final del post. Si deseas recibir los mensajes nuevos en tu correo, deja tus datos en el botón «Suscribirse».
Que Dios bendiga tu vida, tu amiga,
Lidia E. Cames
Síguenos en Instagram: @arcoirisdepromesas