Sólo Dios puede cambiar las circunstancias
30 junio, 2015Hay solución para el adulterio de un cónyuge
30 junio, 2015Consulta: Llevo 17 años con mi esposo pero no somos casados. Nos separamos. Tenemos un hijo. El motivo de la separación es su adicción a la pornografía, nunca me obligó a hacer cosas; pero casi no teníamos vida sexual. Sufre de impotencia, además de ser grosero y machista; pero yo aún lo quiero, a pesar de todo es noble. Le he dicho que volvamos, pero su corazón esta duro y herido.
Respuesta:
Querida amiga, tú eres una mujer valiosa, en quien Dios ha puesto muchos dones y virtudes. No puedes atar tu vida a un hombre como el que me estás describiendo. Imagínate la clase de vida que te puede dar alguien tan dañado e insensible. ¿Crees que te amará con ese corazón duro? Es cierto, que las heridas hacen duro el corazón de
cualquiera; pero, por lo que me dices, él no tiene ganas de sanar ni cambiar, mucho menos desea hacerte feliz.
Así como está ahora no es el mejor esposo que tú puedas elegir… si lo quieres como compañero, te recomiendo que
primero lo sueltes en las manos de Dios para que trate con él y pueda ser transformado. Porque para que te trate como tú te lo mereces, necesita ser transformado.
Tú mereces un hombre que ame a Dios primero, para que pueda amarte a ti como Cristo amó a su iglesia.
Te recomiendo que busques el verdadero amor en Jesucristo, es el único que te puede dar el amor que tú necesitas. Nadie más se atreverá a morir por ti en una cruz, sólo Él. Te aseguro que llenará cada espacio vacío de tu corazón con su amor, va a sanar todas las heridas y te dará una nueva vida aquí en la tierra y al final la vida eterna.
Sólo a través de Cristo podrás entender el alto valor que tú tienes, la importancia tan grande que Dios te ha dado. Acércate a Él, enamórate de Él, vive para Él. Te aseguro que tu vida será llena de amor, gozo y paz que solamente pueden venir de Dios.
La Palabra de Dios lo dice:
El Señor dijo: «Con amor eterno te he amado y por eso te sigo mostrando mi fiel amor». Jeremías 31:3
«Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna». Juan 3:16
«Él es quien perdona todas mis maldades, quien sana todas mis enfermedades, quien libra mi vida del sepulcro, quien me colma de amor y ternura, quien me satisface con todo lo mejor y me rejuvenece como un águila». Salmo 103:3-5
«Es mejor confiar en el Señor que confiar en simples mortales». Salmo 118:8
«El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño». Proverbios 22:3