Tu victoria es definitiva

Tu victoria es definitiva, porque ninguna batalla de la vida es tuya. Dios te dice hoy: «Esa batalla que ahora enfrentas no es asunto tuyo, déjamela a mí».

Dios siempre ha peleado las batallas por sus hijos. Él es el Guerrero Invencible, el Señor Todopoderoso que nadie puede derrotar.

Permite que sea Él quien se encargue de cada una de las luchas diarias que se te presentan, ¿cuál es tu batalla?

El Señor se glorificará en cada problema. Entonces, deja la preocupación y cámbiala por la confianza que te da esta Palabra de Dios: “La batalla no es tuya, sino del Señor”.

Cristo Jesús ganó ya la victoria total, es decir, en todo. Así lo dice la Biblia:

Así que…

— Él se encargará de unir a tu familia…

— seguro que regresará al hijo o al  cónyuge que se ha alejado…

— dará sanidad en esa enfermedad que te agobia…

— Dios hará que el dolor de tu alma se convierta en gozo…

— alejará de tu hogar la pobreza y la miseria…

— derramará de su paz en medio de las aflicciones y tribulaciones.

Cristo Jesús te ha amado tanto que obtuvo la victoria total en la cruz y en la resurrección. Si tú tienes a Cristo en tu corazón y crees que es tu Señor y Salvador, entonces estás a salvo: el triunfo está asegurado.

Entonces, tu victoria es definitiva

Dios hará todo… Él resolverá todo.

En repetidas ocasiones Dios le dijo a su pueblo que Él pelearía por ellos. Y eso mismo es para ti y para mí en este tiempo.

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Todas las luchas que tenemos son del Señor y así aseguramos la victoria. Tú no tienes que preocuparte por eso. Sólo hay una batalla que nos toca a nosotras.

La única batalla que tú tienes que pelear es la batalla de la fe.

«Pelea la buena batalla de la fe». 1 Timoteo 6:12

Se trata de que te esfuerces por mantener tu fe intacta. Aférrate a la fe en medio de las dificultades y no dejes que nada te arrebate la fe genuina que has depositado en el Señor.

«He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe». 2 Timoteo 4:7

Pelear la buena batalla significa defender la fe de tal manera que sigamos las instrucciones de Dios en todo momento. 

Enfócate en eso y no te distraigas con las circunstancias, porque el Señor se encargará de ellas.

No importa lo que suceda a tu alrededor, lucha por seguir confiando en Dios… En que Jesucristo ya pagó el precio de la victoria y te la ha regalado.

La victoria no consiste en que no haya sufrimientos, sino en que los sufrimientos no nos roben la fe que tenemos en el Señor.

Esa fe firme será la que nos lleve a ver milagros que glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.

Finalmente

Querida amiga, recuerda siempre que tu victoria es definitiva sobre cualquier batalla que estés librando. Porque Cristo ya la ganó en la cruz del Calvario y Él te la ha regalado.

Pero nos hará bien tener presente siempre que para ver nuestras victorias ganadas, primero necesitamos ganar la batalla de la fe.

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Dios te guarde, tu amiga,

Lidia E. Cames

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