Una promesa de paz completa
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8 mayo, 2017Es un poco complicado comprender que bíblicamente, nosotras somos la sal de la tierra, ¿verdad? Las palabras de Jesús lo establecen así:
«Ustedes son la sal de la tierra». Mateo 5:13 NTV
Primero, porque no encontramos la relación que hay entre la sal y una persona. Luego, cuando lo entendemos, nos cuesta aceptar ese significado en nuestra vida.
¿Has pensado alguna vez que tu vida no es importante? ¿O que no tiene sentido o razón de ser? Eso nos puede suceder cuando hacemos caso a lo que oímos o vemos. También cuando nos dejamos llevar por lo que sentimos o por nuestro estado de ánimo.
Pero cuando Jesús dijo que nosotras somos la sal de la tierra, estaba expresando algo muy bueno y profundo.
Quiero explicártelo de la manera en que yo lo percibo mi amiga.
Creamos que somos la sal de la tierra
Abre tu corazón para dejar pasar esta preciosa verdad que Jesús dejó especificada. De esa manera viviremos de la manera que Él lo ha planeado para nosotras.
Encuentro tres semejanzas poderosas entre la sal y nosotras.
En tiempos antiguos la sal tenía varios usos:
a).- Como dinero. La sal era tan valiosa que la utilizaban para hacer operaciones comerciales, casi tan importante como la moneda.
Lo que el Maestro estaba diciendo es que tenemos un gran valor para Dios. Con un extra que se encuentra en la Biblia:
«Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Vale más que las piedras preciosas!». Proverbios 31:10 NBV
Así que nuestro valor va más allá del dinero y de los tesoros terrenales. Valemos más que dinero, porque somos su tesoro especial.
b).- Para dar sabor. Siempre la sal ha servido para sazonar alimentos. Una comida sin sal no es agradable al gusto, se debe sazonar con sal para que tenga un buen sabor.
Significa que Dios nos ha dado de su amor, gozo y paz para que nuestra vida tenga un sabor exquisito. Estamos capacitadas para provocar un ambiente de armonía y amor donde quiera que nos encontremos. Podemos contagiar a los que nos rodean con el amor y la bondad de Dios.
c).- Como conservador. La sal conserva los alimentos en buen estado. Principalmente las carnes y los pescados, para que no entren en estado de composición.
Estamos preparadas para tener cuidado de los corazones de quienes están cerca de nosotras. Cuidemos con nuestras palabras, dando ayuda al necesitado, amando a quien necesita del amor de Dios en su vida.
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Conclusión
¿Sabes porqué somos todo esto? Porque el mismo Jesús vive en nuestro interior y es Él quien hace posible. Es Cristo a través de nosotras trayendo valor, sabor y conservación a los demás.
Ahora sólo necesitamos aceptar y creer lo que dice esta Palabra de Dios. No nos descalifiquemos, ocupemos el lugar que Él nos ha dado, sin que nos importe lo que la gente opine.
¡TÚ ERES DE GRAN IMPORTANCIA Y TIENES UN GRAN PROPÓSITO!
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Que Dios bendiga tu vida, tu amiga,
Lidia E. Cames
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