Dios ve el corazón

Una de las cosas que me han ayudado a hacer cambios en mi vida es saber que Dios ve el corazón y conoce cada una de las motivaciones que nos mueven.

Viví mucho tiempo ocultando el dolor, culpa y miedo que tenía en mi interior. Siempre esforzándome por aparentar ser fuerte y muy capaz, cuando en realidad era una niña temerosa.

Todo el tiempo imponía mi opinión, porque según yo, nadie tenía la razón, sólo yo. Todo esto era muy cansado y estresante.

Gracias a Dios por su Palabra, porque ahí encontré el descanso.

Algunos de los pasajes que me siguen hablando hasta ahora son estos:

«No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón». 1 Samuel 16:7 NTV

«La gente puede considerarse pura según su propia opinión, pero el Señor examina sus intenciones». Proverbios 16:2 NTV

«No te excuses diciendo: «Ay, no lo sabíamos». Pues Dios conoce cada corazón y Él te ve. El que cuida tu alma sabe bien que tú sabías. Él pagará a cada uno según merecen sus acciones». Proverbios 24:12 NTV

Esta es una promesa con un color de consejo o advertencia, que todas deberíamos tomar en cuenta. Parece muy dura, pero realmente es como un ‘tip’ para recibir las recompensas que Dios les da a sus hijos.

Recuerda siempre que Dios ve el corazón

Yo encuentro que hay tres sugerencias para considerar en este tema:

1.- No juzgues ni te dejes impresionar por lo que ves. Lo verdadero y lo justo es lo que sólo Dios puede ver dentro del corazón de cada persona. Lo demás son sólo apariencias.

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2.- No finjas ser una persona que no existe dentro de ti. No vivas de apariencias, porque Dios conoce lo que es real y hasta lo más íntimo de tu corazón. Muéstrate como eres, de todos modos el Señor te conoce y te ama. Lo que importa es que Dios te ve y jamás permitirá que seas avergonzada.

3.- Lo ideal es exponer el corazón al Espíritu Santo. Así nos mostrará lo que es necesario cambiar en el interior, reconocerlo, decidir cambiar con su ayuda. Y eso es lo que a Dios le impresiona mi amiga.

Además, vas a experimentar un grande alivio, porque es muy agobiante estar cuidando las apariencias para evitar salte a la vista de los demás aquello que no quieres que vean.

Entonces tu vida será transparente ante Dios y los que te rodean. Él se complacerá con la sinceridad de tu alma.

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Que Dios te bendiga en todo lo que hagas, tu amiga,

Lidia E. Cames

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