Somos mujeres indestructibles

Tú y yo somos hijas de Dios y por lo tanto somos mujeres indestructibles y muy valientes. Herederas de las promesas de Dios y destinadas para tener victoria en todo lo que emprendamos.

Esta es una promesa de la Biblia que necesitamos creer:

«Nadie ha hecho el arma que pueda destruirte. Dejarás callado a todo el que te acuse. Esto es lo que yo doy a los que me sirven: La victoria. El Señor es quien lo afirma». Isaías 54:17 DHH

El sentido de esta promesa es que ningún ataque del enemigo te destruirá ni te dejará derribada para siempre.

No dice que no tendremos ataques, lo que dice es que no te causará daños irreparables. 

Sólo recordemos a tantos personajes que fueron atacados, pero siempre salieron victoriosos:

José fue metido en un pozo y después fue encarcelado, pero cumplió con el propósito de Dios al convertirse en gobernante de Egipto.

Daniel salió victorioso del foso de los leones. Sus amigos no ardieron en el horno de fuego.

Pablo no murió por la mordedura de una serpiente.

Nosotras somos mujeres indestructibles

A las hijas de Dios también nos toca la adversidad, nos tocan los chismes, el falso testimonio, la persecución y otros ataques del enemigo.

La diferencia está en la promesa de protección que nos envuelve mi amiga. El Señor pone una fortaleza especial que nos ayuda a mantenernos en pie, o si caemos nos vuelve a levantar y con más fuerza.

El enemigo puede atacar cualquier área de tu vida, pero nuestro Padre promete darnos la victoria siempre, porque somos sus fieles servidoras. 

Nosotras damos servicio a Dios, no solamente en la iglesia; sino que también le servimos en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestro vecindario. 

Incluso cuando le adoramos y le dedicamos tiempo de alabanza y meditación en su Palabra, también le estamos sirviendo.

Entonces, creamos que somos mujeres indestructibles entre tanto que Dios tenga que cumplir su propósito en nuestra vida. El enemigo no nos destruirá aunque lo intente.

Así que en medio de la prueba o de las contrariedades que sufrimos, alabemos a Dios y demos gracias por esta promesa fiel que está sobre nosotras.

Él nos dará la fortaleza necesaria para sostenernos en pie y no caer, si Dios lo prometió tengamos la seguridad de que cumplirá su Palabra poderosa.

Hermosa cazadora, no te desanimes ni te rindas, porque el Señor es tu poderoso guerrero que te defiende por encima de cualquier circunstancia que pueda causarte daño.

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Que Dios te bendiga y te guarde por siempre, tu amiga,

Lidia E. Cames

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