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«Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo…» 1 Corintios 15:10
Este versículo nos enseña que no podemos negar lo que somos, lo que sabemos, lo que tenemos y lo que hacemos.
No se trata de tener una modestia falsa, conociendo nuestra realidad; sino de reconocer que todo lo que somos se lo debemos a la gracia de Dios en nuestra vida.
Cuando aceptamos este regalo de la gracia de Dios con corazón agradecido estamos abriendo una puerta para empezar a cultivar la humildad.
Al leer: «por la gracia de Dios soy lo que soy», podría ser que te preguntes: ¿Qué soy? o ¿quién soy?
Te contesto lo que dice la Palabra de Dios acerca de ti: Eres su hija amada, eres su tesoro especial. Te ha dado perdón, te ha elegido, te ha dado herencia junto con Cristo.
Reconoce la gracia de Dios en tu vida
Tú no tuviste que hacer nada para merecerlo; pero su gracia, su bondad y su amor ha hecho posible todo esto. Dios derramó un favor especial sobre ti. Ésa es su gracia.
La gracia de Dios te otorga la salvación, te abre puertas de bendición, te da sabiduría, te da fortaleza, te permite hacer muchas cosas que sin ella sería imposible: Si no fuera por su gracia no podrías vencer cada tentación que se te presenta.
Es la gracia lo que hace que Dios pase por alto tus equivocaciones y te capacita para no volver a cometerlas…
El Señor te da gracia para hacer tu trabajo mejor que los demás…
También te da gracia y favor ante las demás personas.
¡Bendita gracia!
Reconoce la gracia de Dios en tu vida, porque ha sido derramada en abundancia sobre ti para tener una vida victoriosa y agradable delante de Él. Hoy empezaremos a vivir en humildad y rendición ante Dios que nos lo ha dado todo para ser felices.
Recíbela y verás cómo cada vez tendrás gracia sobre gracia, irás de poder en poder, de victoria en victoria. Y no dejes de darle la gloria y la honra al Rey de reyes.
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Que Dios siga derramando sobre ti su favor, tu amiga,
Lidia E. Cames
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