Me encanta la forma en que el apóstol Pedro nos habla acerca de las preciosas y grandísimas promesas de Dios:
«… (Dios) nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo… » 2 Pedro 1:4
Generalmente cuando Dios te da una promesa, te indica lo que tienes que hacer para obtenerla.
Por lo tanto, las promesas que Dios te da son los premios para alentarte a seguir dando pasos y avanzar hacia su santidad.
Dios te creó para que te parezcas a Él, pero mira qué tan bueno es el Señor que no te exige de manera autoritaria que seas como Él quiere que tú seas.
Te da una recompensa por cada paso de obediencia que tú das. Sólo de esa forma puedes ir alejándote del pecado que tu naturaleza humana tiene.
Es como un entrenamiento: Aprendes a caminar como Dios quiere y recibes bendición tras bendición… Y cada día que pasa te vas pareciendo más a tu Creador.
Realmente es un Padre amoroso y paciente que te lleva de la mano y te enseña a caminar en obediencia y humildad, de manera que no te resulte doloroso, complicado o difícil llegar a participar de su santidad.
Te animo para que sigas dando pasos y obteniendo victorias y recompensas para tu vida en esta tierra y en la venidera la vida eterna.
Amiga cazadora, permite que Dios cambie tu vida, tu familia y tu relación con Él a través de sus promesas. Sigue buscándolas, y persiguiéndolas hasta que las captures.
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Lidia E. Cames
Entrada actualizada: “Dos propósitos para las promesas de Dios”
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