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30 julio, 2024En la Biblia encontramos varias invitaciones a amar a los demás, pero hay un pasaje en particular que también nos recuerda la importancia de amarnos a nosotras mismas. Necesitamos aprender a ser mujeres cristianas con amor propio, porque además es la clave para poder amar a quienes están cerca de nosotras. El mismo Jesús lo manifestó en el siguiente versículo:
«Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo». Mateo 22:39 TLA
El amor propio es una voluntad de Dios para nuestras vidas. Por eso hoy quiero compartir una reflexión que encontré por ahí, que espero nos motive y nos dé esperanza para cultivar ese amor propio.
Mi querida amiga, el siguiente texto está basado en una experiencia de vida de una mujer, pero que seguro muchas mujeres nos identificamos en algún momento. Es un llamado a reconocer y cultivar el amor propio como una voluntad de Dios para nuestras vidas. Explóralo:
Seamos mujeres cristianas con amor propio
Me faltó amarme, en lugar de esperar que me amaran.
De niña esperaba que mamá me diera un abrazo y me dijera que me amaba.
De adolescente esperaba gustarle a un grupo de chicas o a el chico que me gustaba.
Cuándo elegí a mi compañero de vida esperaba que fuera atento, romántico y muy cariñoso.
Pasaron los días, los años y yo esperaba las flores,los chocolates, las serenatas, las noches románticas y nunca llegaron.
Hoy en mi atardecer, veo hacia atrás y me doy cuenta que no me faltaron personas en mi camino que me amaran.
Lo que me faltó fue amarme más a mí misma, consentirme, apapacharme, cantarme, hablarme bonito y no esperar nada de nadie.
Me faltó no delegar mi poder a nadie más que a mi.
Me faltó ser mi más grande y verdadero amor.
Hoy en mi nuevo amanecer, veo hacia adelante, me abrazo y me pido perdón porque por mucho tiempo me menosprecié, me dejé de lado, ahora me re valoro y me aferro más a mi, sabiendo que no es egoísmo, es amor propio.
Tomado de la red.
El amor propio como voluntad de Dios
Dios nos creó a su imagen y semejanza. Esto significa que cada una de nosotras es valiosa y amada incondicionalmente por Él. Aceptar y reconocer este amor divino es el primer paso hacia el amor propio. Dios desea que nos amemos a nosotras mismas, porque solo así podremos amar verdaderamente a los demás.
Practicando el amor propio
Para cultivar el amor propio, considera estas prácticas en tu vida diaria:
- Reconocer tu valor en Dios: Recuerda que eres una hija amada de Dios, creada con un propósito único y especial.
- Busca la presencia de Dios: Dedica tiempo a la oración y la meditación en la Palabra de Dios. Esto fortalecerá tu relación con Él y te recordará cuánto te ama.
- Cuidado personal: Atiende tus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Descansa adecuadamente, alimenta tu cuerpo con alimentos saludables y dedica tiempo a actividades que te provoquen bienestar.
- Establece límites: Aprende a decir no cuando sea necesario. Establecer límites saludables es una forma de proteger tu bienestar y mostrar respeto por ti misma.
- Hablarte con amor: Recuérdate a ti misma tus cualidades y logros. Usa palabras amables y afirmaciones positivas para contigo misma.
- No esperar la aprobación de nadie: Aprende a valorar tus propias opiniones y sentimientos, sin depender de la aprobación de los demás.
- Gratitud: Cultiva todos los días una actitud de agradecimiento. No solamente a Dios, sino también a las personas que te rodean.
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El poder del amor propio
Cuando nos amamos a nosotras mismas, estamos mejor equipadas para amar a los demás. Nuestro amor se vuelve genuino y desinteresado, reflejando el amor de Cristo, para dar testimonio de cómo amamos las mujeres cristianas con amor propio.
Recuerda que el amor propio es una voluntad de Dios para tu vida. Él desea que te ames y te valores como Él lo hace. Al hacerlo, no solo cumplirás el mandamiento de amar a tu prójimo, sino que también vivirás una vida llena de propósito, paz y alegría.
Conclusión
Querida hermana, Dios te llama a amarte a ti misma tanto como amas a tu prójimo. Esto no es un acto egoísta, sino una expresión de obediencia a su voluntad. Al aprender a amarnos a nosotras mismas, nos preparamos para amar a los demás con un corazón lleno y generoso.
Que el amor de Dios te envuelva y te guíe en este descubrimiento de amor propio. Recuerda que eres preciosa a sus ojos y digna de todo amor y cuidado.
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Bendiciones abundantes de lo alto, tu amiga,
Lidia E. Cames
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