
Dios no te rechaza, siempre puedes acercarte a Él
3 junio, 2025Todas en algún momento experimentamos emociones negativas. Algunas nos asustan, otras nos abruman, y muchas veces nos hacen sentir que estamos fallando en nuestra fe. Pero hoy quiero decirte algo que puede cambiar tu perspectiva: Dios no te condena por sentir emociones negativas. Él te creó con sensibilidad, te entiende profundamente… y jamás te desechará por ser humana.
No eres la única que tiene luchas internas. La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres que enfrentaron momentos de quiebre emocional. Y lejos de ser rechazados, fueron consolados y fortalecidos por Dios. Hoy quiero mostrarte cinco ejemplos que nos dan esperanza.
1. Elías: miedo paralizante y deseos de morir
1 Reyes 19
Después de una gran victoria espiritual, Elías fue invadido por el miedo. Huyó al desierto, agotado y sin ganas de seguir viviendo. Le dijo a Dios: “¡Ya no aguanto más!”. Pero Dios no lo regañó. En lugar de eso, lo dejó descansar, le dio comida, lo fortaleció y lo llevó a un lugar donde pudo escuchar Su voz con ternura.
👉 Dios no le exigió valentía, le dio descanso.
Querida cazadora, si estás dominada por el miedo, no te sientas culpable. Acércate a Dios tal como estás.
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2. David: ansiedad profunda en medio de la persecución
David escribió en el Salmo 119:28 “Mi alma llora de ansiedad”. Vivía en constante peligro, y aun así encontraba consuelo al expresar su ansiedad a Dios. Él no escondía lo que sentía.
👉 La ansiedad no lo separó de Dios, fue el puente para conectarse más con Él.
Si hoy te sientes ansiosa, no te encierres. Habla con Dios. Dile todo. Su palabra puede sostenerte, como sostuvo a David.
3. Job: dolor insoportable y desesperanza
Job 7:16
Sucedió que Job lo perdió todo. Su dolor era tan grande que dijo: “No quiero vivir”. Pero Dios no se apartó de él. Lo escuchó, lo dejó expresarse, y al final, lo bendijo mucho más de lo que había perdido.
👉 Dios no se ofende con tus preguntas ni con tu dolor.
Querida amiga, si estás viviendo una temporada de duelo o pérdida, recuerda que Dios también está allí, en medio de tus lágrimas.
4. Jonás: enojo intenso ante lo que no entendía
Jonás 4
Pues Jonás se enojó con Dios. Sí, con Dios. Por su misericordia hacia Nínive, y porque perdió su sombra. Dos veces pidió morir. Pero Dios no lo castigó. Le habló con paciencia, lo cuestionó con amor y trató de hacerle ver el valor de la compasión.
👉 El enojo no rompió su relación con Dios, fue una oportunidad para crecer.
¿Estás enojada con Dios o con la vida? No te escondas. Exprésalo. Él quiere dialogar contigo, no apartarte.
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5. Jesús: tristeza extrema antes de la cruz
Mateo 26:38
En el Monte de los Olivos, Jesús dijo: “Estoy muy triste. Siento que me voy a morir”. El Hijo de Dios sintió una tristeza tan profunda que pidió compañía.
👉 Jesús no escondió su tristeza, la compartió.
Si Él lo hizo, tú también puedes. Habla con Dios, y si puedes, con alguien de confianza que ore contigo. No cargues sola lo que te está pesando.
En tus emociones negativas, Dios te comprende
Estos cinco ejemplos nos muestran que las emociones negativas no son pecado, sino una parte natural de la vida humana. Dios no te condena por sentirlas, al contrario, quiere ayudarte a procesarlas. Él desea ser tu refugio, tu consuelo y tu fuerza.
Cazadora, no guardes tus emociones en silencio. Llévalas a Dios, sin filtros ni miedo. Él es experto en sanar corazones heridos y estabilizar emociones turbias. Y si necesitas hablar con alguien, busca una persona sabia y de confianza. Hay alivio cuando abrimos el corazón.
🛐 Oración final
Señor amado, hoy vengo a ti con todo lo que siento por dentro. A veces me inundan el miedo, la ansiedad, el dolor, el enojo o la tristeza, y no sé cómo manejarlo. Gracias por mostrarme que tú no me rechazas por sentir, sino que me entiendes y me abrazas. Te entrego mis emociones negativas y confío en que tú puedes sanarlas. Ayúdame a buscarte siempre, y a expresar lo que vivo sin temor, sabiendo que en ti siempre hay consuelo y paz. Amén.
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Que Dios te dé su abrazo de consuelo y sanidad, tu amiga,
Lidia E. Cames
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