Si estás en la búsqueda de la clave para la felicidad verdadera, este mensaje te abrirá los ojos espirituales de una manera muy especial. Así que prepara tu corazón para recibir la Palabra de Dios.
Quizá llevas algún tiempo en busca de un verdadero bienestar sin encontrarlo. A veces sucede que aún después de tener a Cristo en el corazón no encontramos la dicha completa.
Quisieras ser más afortunada. Anhelas la bendición entera, ¿verdad? Así mismo me pasaba a mí, hasta que Dios me reveló esta palabra:
«Y Él dijo: Antes bienaventuradas las que oyen la Palabra de Dios y la guardan» Lucas 11:28 (Paráfrasis personal)
Primero veamos qué significa ser bienaventurada: dichosa, feliz, afortunada, bendita. Es lo que el mundo que no conoce a Dios llamaría “suertuda”.
Mucho ojo: Es bienaventurada la persona que oye la Palabra de Dios y la guarda.
En este versículo está el secreto de la felicidad. Hoy Dios te da la clave para la auténtica felicidad: GUARDAR LA PALABRA.
¿Qué significa guardar la Palabra?
Yo entiendo que quiere decir memorizarla y obedecerla; ponerla en práctica y aplicarla a tu vida. Es decir, tenerla siempre presente e integrarla a nuestra vida diaria.
No es suficiente con leerla, o ir a la iglesia y escucharla. El secreto está en seguir las instrucciones que Dios da a través de su Palabra.
Necesitamos vivir de acuerdo a lo que indica nuestro “manual de instrucciones” y hacer lo que dice nos asegura una vida feliz.
Eso es lo que nos indica el versículo que estamos analizando hoy.
Dios no se equivoca cuando nos indica los pasos a seguir, Él siempre nos marca el camino para la bendición.
Nunca nos da un mandato sólo por autoritarismo: son instrucciones a seguir para que vivamos en toda la plenitud que Él tiene para nosotros.
Porque el único que sabe lo que es mejor para ti es el Señor. Todo lo ve, todo lo conoce y Él sabe lo que hay más allá de tus decisiones, por eso te aconseja el mejor camino.
Si tú le obedeces llegarás a la más grande felicidad y bendición que una persona puede tener. Sólo en la obediencia a Dios encontraremos la clave para la felicidad verdadera, mi amiga.
Tomemos en cuenta siempre que:
La felicidad no es solamente un estado de euforia o una emoción, sino la sensación de bienestar que le da paz a tu corazón. También ahuyenta todo temor, preocupación o inseguridad.
Además, te lleva paso a paso. No te exige que obedezcas todo de una sola vez. También sabe de tu naturaleza y tus limitaciones.
Cada día hay algo nuevo por hacer: alabarle, adorarle, perdonar, amar, dar, tolerar, dar testimonio, pedir perdón.
También te bendecirá: La obediencia trae bendición
“Señor, muéstrame hoy qué es lo que me toca hacer, quiero vivir en felicidad y bienestar cumpliendo con tu Palabra.
Necesito y deseo que mi corazón anhele obedecerte; que esté dispuesto a guardar tus mandamientos.
Gracias por dirigirme. En el nombre de Jesús. Amén”.
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Que Dios te dirija en todo lo que emprendas, tu amiga,
Lidia E. Cames
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