Esperar en Dios es una decisión

Amiga linda, quizá sea una novedad para ti saber que esperar en Dios es una decisión, por eso requiere de esfuerzo. Sí, porque seguramente mientras esperamos, sucederán cosas que no queremos y amenazarán nuestra fe.

Hace algunos años, yo decía: ¿Pero por qué el Señor no me bendice y ya? Si su deseo es bendecirme, ¿por qué me hace esperar?

Es que yo no entendía los propósitos de Dios mientras esperaba en su tiempo y en su manera. Después de muchas frustraciones y lamentos aprendí lo que el Señor requiere de mí durante la espera.

La espera tiene un propósito:

Fortalecer nuestro carácter y afirmar nuestra fe durante la espera. Dios nos forma como hijas valientes que no huyamos de la adversidad, sino que sepamos que si Él está con nosotras nadie puede estar en nuestra contra.

Esperar en Dios es una decisión

En este pasaje bíblico encontramos dos instrucciones para las que esperamos que Dios nos ayude.

«Sean fuertes y valientes, todos los que esperan la ayuda del Señor». Salmo 31:24 PDT

Son dos indicaciones muy específicas y claras que encontramos aquí:

— Valentía. Para esperar en Dios necesitamos ser valientes para soportar todo lo que sea contrario a lo que deseamos ver. Quizá habrán circunstancias que sean dolorosas, pero nosotras no dejaremos que eso nos haga desistir.

Nosotras decidimos depositar nuestra esperanza en el Señor. Esto quiere decir que esperar en el Señor es un acto de la voluntad.

Entonces, no es algo que nos brote del corazón, sino que es una decisión personal.

— Fortaleza. Cuando decidimos confiar en Dios, también te toca ser fuerte. Así que no debemos dejar que el desánimo nos detenga, necesitamos ser intencionales.

No permitamos que la debilidad nos impida abandonar la esperanza, al contrario, nos esforzaremos y nos levantaremos para esperar en Dios.

Un extra:

También renunciamos a tener el control de la situación que nos incomoda y dejar todo en manos de Dios. No es fácil, pero tenemos que aprender a darle el espacio a Él para que actúe.

Así que necesitamos esforzarnos para mantenernos en pie, a pesar de lo que las circunstancias nos dicten.

No tomaremos decisiones que nos alejen de la voluntad de Dios, recordemos siempre que si Dios lo prometió, lo cumplirá sin falta.

Cada día necesitamos creer que esperar en Dios es una decisión y decir con firmeza: “Hoy pongo mi esperanza en Dios, confiaré en él y no me desanimaré por nada”.

Gracias a Dios por su Espíritu que vive en nosotras, porque Él nos ayudará a mantenernos en la decisión de confiar. En nuestras propias fuerzas no podríamos lograr mucho.

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Deseo que Dios te llene de fortaleza y valentía en este día, tu amiga,

Lidia E. Cames

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