Dos promesas de la sabiduría para ti

¿Te interesan hoy estas dos promesas de la sabiduría? Yo creo que sí; porque eres una mujer entendida y sabes lo que es mejor para ti, tu familia y todos los que te rodean.

Antes de pasar a las promesas quiero compartir contigo quién es la sabiduría que clama y alza su voz en el primer capítulo de los Proverbios.

¿Quién es la sabiduría?

Yo siempre entendí que la sabiduría es de Dios. Pero, ¿por qué en este pasaje la sabiduría habla como si fuera persona?

Lo entendí cuando me encontré este versículo:

«… para los que Dios llamó a la salvación,… Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios». 1 Corintios 1:24

¡Cristo es la sabiduría de Dios! Entonces quien habla en Proverbios 1:22-33 ¡es Cristo mismo!

Cristo nos ha estado llamando desde mucho antes que viniera a este mundo hecho hombre. Y lo sigue haciendo hasta ahora, después de que Él se ha ido a sentar a la derecha del Padre. Sigue diciéndonos: “Hagan caso a mis mandamientos”.

Por si fuera poco nos hace dos promesas con tal de que pongamos atención a sus correcciones (busca estas correcciones en tu Biblia: Proverbios 1:22-33).

Las dos promesas de la sabiduría

Estas dos promesas son para ti y para todos los que aceptan las correcciones que la sabiduría (Cristo) nos hace.

Las encontré en el siguiente versículo:

«Presten atención a mis correcciones y yo los colmaré de mi espíritu; les daré a conocer mis pensamientos». Proverbios 1:23

La única condición para obtener estas promesas es que pongamos atención a sus instrucciones y las pongamos en práctica.

A continuación las promesas:

1.- Yo los colmaré de mi Espíritu.

En otras versiones dice: «yo les abriré mi corazón». Esto significa que recibirás todo lo que Dios le ha dado a Cristo

¿Te imaginas?

Mira lo que dice Isaías 11:2-5 hablando de Cristo:

«El espíritu del Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor.

 Él no juzgará por la sola apariencia, ni dará su sentencia fundándose en rumores.

 Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país.

Sus palabras serán como una vara para castigar al violento, y con el soplo de su boca hará morir al malvado.

 Siempre irá revestido de justicia y verdad».

¡Wow! Todo esto es lo que Dios le ha dado a Jesucristo. Este es el espíritu de Cristo (la sabiduría de Dios). Y será para ti y para mí, si hacemos caso de lo que Él nos manda. ¡Estaremos llenas de todo el Espíritu de Dios en nuestra vida!

2.- Les daré a conocer mis pensamientos.

Esto es tener la mente de Cristo. Saber cómo piensa Él. Tener sus palabras y sus argumentos en tu boca, siempre sabrás cómo responder correctamente. Él te hará sabia con sus enseñanzas.

Sabrás tomar decisiones acertadas, tu intuición se afinará y tendrás una visión acertada de lo que sucederá en el futuro. Eso es genial, ¿no?

Entiendo yo que cuando esto sucede, tus pensamientos llegan a ser los más positivos, como dice en Filipenses 4:8:

«Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello».

Por consiguiente, será un hecho que tus palabras siempre serán de bendición para todo aquel que te escuche y no estarás expuesta a ser enredada en chismes y malos entendidos.

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Conclusión

Amiga, este mensaje es una invitación de Dios a seguir sus indicaciones para vivir conforme a su voluntad. Es el deseo de Dios para compartirnos de su Espíritu: para que nos acerquemos en una intimidad con Él.

El Señor desea que lo busquemos a Él y que estemos cerca y oigamos el latir de su corazón, porque Él quiere darnos de su sabiduría, nos quiere bendecir. Él Desea que tengamos una vida plena.

Alcanzarás la plenitud total en tu vida cuando escuches y estés dispuesta a seguir todas las enseñanzas que Cristo te da en la Palabra de Dios. Él mismo estará a tu lado para ayudarte cuando tomes esa decisión.

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Que la gracia y el favor de Dios estén contigo, tu amiga,

Lidia E. Cames

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