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15 junio, 2015Hablemos hoy de dos poderosas razones para que alabemos a Dios con el corazón. Para que vayamos a su presencia a darle gloria y honor por siempre y para siempre.
Tomemos el siguiente salmo de la Biblia:
«Alaben al SEÑOR, naciones todas; Alábenle, pueblos todos. Porque grande es Su misericordia para con nosotros, Y la fidelidad del SEÑOR es eterna. ¡Aleluya!». Salmo 117 NBLA
Este es el salmo más corto de la Biblia, pero nos enseña porqué debemos adorar a nuestro Dios.
Alabemos a Dios con el corazón
Dos razones poderosas para darle alabanza al Señor:
1.- Porque su misericordia es grande. Él nos ama con gran bondad y su amor es muy grande. Va más allá de nuestra conducta, de nuestras virtudes o de nuestros errores. Su amor va acompañado siempre de su bondad. Nunca se agotan sus bondades. Nunca se acabará su amor por nosotros. Su misericordia es eterna.
2.- Su fidelidad es eterna. Él es fiel por todos los siglos. Esto significa que nunca va a retractarse de su naturaleza, de sus promesas ni de su amor. Él permanecerá por siempre y no cambiará. Sus promesas son vigentes en cualquier época.
Además, Dios no pasa de moda jamás. Tampoco se retractará de su palabra. Su fidelidad es para siempre.
Si tienes oportunidad de alabarle en medio de la congregación de los justos, no la dejes pasar: Alábale y adórale con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Si no puedes congregarte, hazlo desde donde te encuentres, porque a Dios le agrada tu adoración.
También te ayudará leer: Alabemos a Dios con alegría.
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Que Dios te revele más de su misericordia y fidelidad, tu amiga,
Lidia E. Cames
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